En toda vida hay momentos y lugares que te cambian, y para mí el Perú fue el país en el que desperté. Como diría Piqué: “Perú, contigo empezó todo”.
Gracias a ese viaje me conocí a mí, y es curioso porque llevaba entonces treinta y tantos años viviendo juntos y casi no nos habíamos hablado, conocí de verdad a mi maestra, viví mi primera epifanía, me hice vegetariano y gracias a eso conocí a mi compañera, lo mejor que me ha pasado en la vida.
También viví la miseria y la frustración.
Conocí gente que en tres palabras decían más que en una tertulia de radio, y sentí la infinita gratitud de haber gozado de todas las comodidades que me han sido dadas en la vida. Supe que ser hombre, blanco y occidental es por sí mismo una ventaja inconmensurable por la gran desigualdad en la que vivimos, y que justamente una parte de responsabilidad importante recae sobre esos hombres blancos y occidentales…, y compartí platos de patatas de mil colores y formas con personas que se las quitaban de su mísero plato para compartirlas conmigo.
Repartí todo lo que tenía y recibí cien veces más.
Muchas de estas enseñanzas intenté reflejarlas en La virgen del Sol, pero la gran mayoría intento que sigan escritas en mí, en mi forma de ser, de comportarme, de tratar a los demás.
Digo todo esto porque Perú, por más que le pese a Vargas Llosa, ya no está jodido, o por lo menos no más que cualquier otra parte del mundo, con la diferencia añadida de que estos días brilla con una luz más intensa, con la luz de sus letras, de sus autores y autoras, con la merecida luminiscencia que otorga el ser el país escogido en la Feria Internacional del Libro LACUHE 2019.
Por desgracia, y a pesar de que me hubiera encantado asistir, no podré molestar a nadie con mi presencia. No podré abrazar y reírme con Jorge, ni saludar a Gladys, Yorman, Jisell o Rosalía, no podré dar el beso que se merece a mi ángel de la guarda, Dilcia, ni conoceré a Rina ni a los otros autores que a la par nerviosos y entusiasmados, como lo estuve yo, tendrán la oportunidad de presentar sus escritos al mundo desde su ventana del Bronx.
Pido disculpas a todos por mi espantada, aunque seguiré todos los actos desde la cercanía que ofrecen las RRSS y prometo hacer lo posible por estar allí el próximo abril, ya con más de medio siglo a las espaldas y con una nueva novela bajo el brazo.
¡Mucho éxito, LACUHE!