Revista Literatura

El pez más feo del mundo

Publicado el 14 marzo 2011 por B
Como a todos los niños del mundo a mi también me tocó un pez en las ferias. Mi pez iba en una caja de plástico, lo de las bolsas transparentes sólo sale en las películas norteamericanas. Mi pez era naranja, alargado, con los ojos de huevo y era el pez más feo del mundo. Eso fue lo primero que dijo mi madre cuando lo vio. Qué pez más feo. Lo llamamos Pink Floyd. Pink Floyd era feo y hacía cosas de feo. Comía comida fea, nadaba de una forma muy fea, boqueaba de una forma muy fea porque Pink Floyd era feo y sólo sabía hacer cosas de feo.El pez más feo del mundo vivió un montón de tiempo, o quizás vivió tanto porque yo esperaba cada día que apareciera muerto, y me alegraba y me decepcionaba cada vez que volvía del colegio y seguía el bicho nadando, de esa forma tan fea, en vez de estar muerto, boca arriba, con la tripa fea e hinchada, que era lo que se esperaba de un pez feo de la feria.Papá mató a Pink Floyd. Lo tiró por el váter, sin que yo me enterara, y tiró de la cadena, mientras el pez intentaba saltar y escapar de la corriente que lo condenaba a las tuberías, al desagüe, ese sitio que tenía que ser muy feo, tan feo como él, o incluso más. A mi me dio mucha rabia porque yo quería muchísimo a Pink Floyd. Aunque no le hiciera ni caso. Lo quería como quería a mis amigas feas y gordas, que me lo pasaba muy bien con ellas, pero que en la fila del comedor no les hablaba porque nadie quiere que te vean con cosas feas y gordas, no vaya a ser se confundan, que a ti también te llamen fea y gorda, se te pegue sin que te des cuenta y no tenga solución.

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