Pensaba que ya era el momento adecuado para tener una mascota en la familia, pues Mat y la nueva mascota podrían trabar una amistad como de película...
Después de analizar algunas opciones y platicarlo en familia, nos lanzamos los tres, en ese entonces, a una tienda de alimentos y accesorios para mascotas, donde tenían un modulo de adopción de perros y gatos, que opera una asociación que se dedica a estos menesteres.
Después de varios minutos de deambular por las jaulas donde tenían a las posibles adopciones, fue que lo vi.
Un poco desaliñado, con un suéter descolorido y unos ojos cafés que te atrapaban en su profundidad. Cruzamos miradas y sin dar oportunidad a nada mas y egoístamente sin consultarlo, fue que elegí a ese caniche que parecía como si supiera que su espera había terminado.
Han pasado ya casi tres años que pinky llegó a nuestra familia y sin romantizar el asunto, diré que es buen perro.
Tiene una personalidad, es protector y juguetón, de buen entendimiento y con complejo de gato pues trepa a lugares de altura considerable, por lo tanto, también es saltarín y últimamente muy curioso pues quiere enterarse de todo lo que sucede al rededor de Pablo y su llegada.
Nos observa y de alguna manera se que nos cuida.
Gracias Pinky Mitzifu.