Revista Talentos
El planteamiento de Dorian Grey le pareció genial: cargarle el mochuelo a un cuadro para evitarse la intervención de estética. Supuso que necesitaría al diablo para pactar. Buscó en bufetes, ayuntamientos, multinacionales... pero se apañaban estupendamente sin semejante contacto. Tuvo que conformarse con entrar en quirófano y encomendarse a Dios.