Aún está muy reciente en el tiempo y en nuestras mentes, el recuerdo de aquella potente y portentosa obra maestra que era 'El Árbol de la Vida' (Terrence Malick, 2011). Un ensayo sobre las distintas etapas de, como dice el propio título, la vida que conjugaba a la perfección el arte interpretativo, el visual y el narrativo. La película, laureada en festivales como Cannes (Palma de Oro) y llena de nominaciones de premios cinematográficos de aquí y allá (incluyendo los Óscar), como todo arte, causó una importante división tanto en el público como en la propia crítica especializada que dio a la película una instantánea aura de película de culto. Solamente dos años más tarde llega a las pantallas españolas lo nuevo de Terrence Malick, siguiendo la línea dibujada por la anterior y dispuesta a causar una igual o mayor polémica.
'To The Wonder' habla sobre el amor, sobre las dificultades del compromiso, las idas y venidas de la pasión y, como en la anterior película del director, sobre la fé. El film es inferior tanto en sus pretensiones y en su ambición como en lo puramente cinematográfico a su predecesora, es más, podemos afirmar de manera contundente que estamos ante una película de naturaleza frágil, tan frágil que la reacción natural del espectador ante ella es la decepción, e incluso, la repulsión. Malick toma los sentimientos de los personajes y los convierte en algo más estético, más bello, haciéndolos más perceptibles para el espectador, exagerándolos, pero manteniendo la esencia inicial en su fondo, en su metáfora. Quizás éste afán por hacer llegar las emociones al espectador de manera clara, por que todo se vea bonito pueda resultar frío, lejano, artificial, pura impostura, en vez de la coraza narrativa que en realidad es, pero nada más lejos de la realidad. En realidad, estamos ante una obra profundamente sincera, con una lírica más cercana a la anterior película del director, centrada menos en lo estético y también menos rompedora en lo formal, pero igualmente relevante en los temas de los que habla.
Ustedes dicen, Cristo dijo esto, Cristo dijo aquello, Pero...¿Ustedes que dicen? Y lo que dicen, ¿viene desde lo profundo de Dios? Contesten eso. Qué hay de Dios en cada mujer, cada hombre. Conózcanse los unos a los otros en ese amor que nunca cambia.En el fondo, 'To The Wonder' no se aleja tanto de aquel ejercicio semi teatral que el británico Sam Mendes ('American Beauty', 'Skyfall') nos proponía hace unos años con su película 'Revolutionary Road'. Pero si bien aquella exploración de la pareja y de la pérdida se basaba en un reparto sólido y en una narración y dirección clásicas pero muy eficaces, en éste caso lo narrativo y lo interpretativo pasan a un segundo plano para convertirse en meros complementos de la imagen. La imagen como medio de transporte narrativo y de las emociones. Sin ceñirse a ningún esquema, ni a ningún cliché, Malick compone una historia como un collage del que resultan partícipes los cuatro actores protagonistas, la pareja formada por Olga Kurylenko ('Oblivion') y Ben Affleck ('Argo') resulta solvente pero los verdaderos pilares del conjunto de actores, a su vez lo más flojo de la cinta, son Javier Bardem y Rachel McAdams la gran sorpresa, para mí del film. Acompañados éstos de una atmósfera casi angelical, tan pura, compuesta por una preciosa, pero no memorable, banda sonora y una fotografía fantástica. 'To The Wonder' es un producto difícil de catar, pero absorbente una vez que decides ser partícipe, tú también, de ese collage, de ese viaje por el amor, desde el amor en su máximo exponente representado por la maravilla del título (Mont Saint Michel) hasta la decadencia y la crisis, la falta de pasión representada por medio de la tristeza de las tierras vacías de Oklahoma que son retratadas en la película, pasando por la resurrección, el adulterio, la necesidad de estar acompañado...
Elegir es comprometerse, y comprometerse es correr riesgos. Es correr el riesgo de fracasar, el riesgo del pecado, el riesgo de la traición. Pero Jesús puede lidiar con todo eso. El perdón, él, nunca nos lo niega. El hombre que comete un error puede arrepentirse. Pero el hombre que duda, que no hace nada, que entierra su talento en la tierra, con él, él no puede hacer nada.No solo del amor habla esta película, también habla de la necesidad de agarrarse a una fe ciega, a un dios del que no conocemos su existencia, a ese amor espiritual, como dice Javier Bardem en la cinta. Podríamos decir que la cinta es profundamente cristiana y no estaríamos equivocados, pero en cambio se limita a exponer preguntas y dilemas morales que debemos responder nosotros mismos en vez de optar por inyectar moralina religiosa que resulta tan molesta en muchas ocasiones. En definitiva, esta (preciosa) exploración del amor, en sus múltiples formas, es una obra irregular con altibajos muy marcados, sin concesiones, en la que ningún momento causa indiferencia sino todo lo contrario. Una película que en muchas ocasiones camina sobre el abismo que diferencia lo ridículo de lo abrumador y asombroso para bien, pero que en ese sentimiento de fragilidad reside su gran encanto.
El amor no es sólo un sentimiento. El amor es un deber. Ustedes deben amar. El amor es una orden. Y ustedes dicen, “No puedo darle órdenes a mis emociones, ellas van y vienen como nubes”. Y a eso, Cristo dice, Ustedes deben amar, les guste o no. Temen que su amor haya muerto pero tal vez está esperando ser transformado en algo más espiritual.En definitiva, una película digna de ver y ser tomada como lo que es, una gran carta de amor.