La conciencia guía e influye la trayectoria de cada esfuerzo de manera práctica, usando de la lógica y la prudente perspicacia.
La conciencia previene la necesidad de una persona tener que pasar por las experiencias que pudieran demostrar ser cruciales o perjudiciales con implicaciones posteriores y complementa la estructura completa de cada esfuerzo de manera competente al otorgar al individuo con un conocimiento pleno y la ventaja por adelantado, por lo tanto orquestando constructivamente el ritmo de la vida de manera meritoria.
La conciencia extiende la riqueza que la vida nos ofrece a cada uno de nosotros de manera consistente en todo momento.
Teniendo conciencia, podemos hacer uso estratégicamente de los recursos con los que hemos sido dotados cada uno de nosotros, de manera privilegiada.
La conciencia, tan sencilla como pueda parecer, es en realidad un don que da fe de que cada uno de nosotros posee por dentro maravillosas virtudes con las que hemos sido dotados.
Tomemos la oportunidad en cada instante de estar conscientes de cada momento, de cada pensamiento, de cada acción, de cada esfuerzo, de cada perspectiva, de cada tarea o asignación y estar agradecidos de haber recibido esta maravillosa virtud.
Cada uno de nosotros tiene el poder de la conciencia por dentro. Siempre y de todas maneras, necesitamos reconocer y utilizar esta talentosa virtud responsablemente.
Antes de aventurarnos en cualquier acción, utilicemos el poder investigativo de nuestra conciencia con cuidado; de estar concientes de lo que es bueno y malo en vez de apresurarnos a juzgar o llegar a nuestras propias conclusiones sobre la base de lo que hemos oído de una fuente sea esta conocida o no.
La conciencia; es maravilloso estar concientes.
Estar concientes hace una tremenda diferencia en todo aspecto de la vida. La importancia de la conciencia no puede ser enfatizada en demasía ya que cada día, el estar concientes, nos traerá sus propias recompensas en cada faceta de la vida.
Vashi R. Chandiramani, copyright 2006
Vía Renuevo de Plenitud