El libro se llama Dejar de pensar y es una muy buena crítica a las posturas inútiles y zafias de una comunidad intelectual -y con ello a todos sus seguidores- que había dejado de responder a las ofensivas liberales desde un óptica marxista y que con la excusa del “post-modernismo” giraban la cabeza a los problemas de la sociedad.
Es cortito, así que esta vez no tienen la excusa de no leerlo por falta de tiempo. Además está escrito de una forma que parece un cuestionario y de manera bastante graciosa, un argumento más para que le dediquen unos minutos.