Revista Diario

El postre (el extranjero)

Publicado el 17 septiembre 2018 por Pedro Sánchez @kbyte

El viaje en taxi fue la antesala a lo que les esperaba en la casa de ella. «Te recuerdo que aún falta el postre», mientras ella abría un poco mas la entrepierna para dar paso a la mano traviesa de él.

Llegaron a su destino, pagaron la tarifa al taxista que había sido espectador de un show voyerista en el asiento trasero de su taxi. Ni siquiera esperaba propina; con el espectáculo se dio por satisfecho.

Rápidamente la pareja entro a la casa dirigiéndose a la recamara de la dama para dar paso a tan anhelado postre. Entre caricias y besos; una cama destendida y una almohada maltrecha, ya hacían ahí aquella pareja que poco a poco fue perdiendo el deseo que los ahogaba.

Las caricias se hicieron mas alejadas unas de otras y los besos comenzaron a tornarse entre azul y buenas noches, no así la conversación. Esta subió de tono, pero no en un tono sexual, mas bien en un tono emocional bañado de verdad.

Ella comenzó a relatar pasajes de su vida, de su niñez y adolescencia a él, mientras que el devolvía la confianza y contaba pasajes tristes y vulnerables a su compañera de alcoba.

La platica se prolongo por horas. No supieron quien fue vencido por el sueño primero, tal vez había sido ella pues no había dormido bien por cuidar un experimento la noche anterior o posiblemente fue él, quien tenía varios fines de semana sin descansar lo necesario.

El postre (el extranjero)Postre en el desayuno

Al día siguiente, entre risas y almohadazos, desayunaron el anhelado postre fundiéndose dos almas en un solo cuerpo, el del deseo.

Fin.

Imágenes: pixabay.com


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