En mi reciente visita a Pinar del Río les conté brevemente la historia de Fidel González, el vagabundo que erraba las calles, de basurero en basurero, buscando latas. Mal oliente, sucio, de apariencia repugnante, sin dientes, cansado; pasaba este señor frente a mí y no pude evitar observarlo y lanzarle preguntas una detrás de otra; hasta se asustó de mí.
Fidel tiene 74 años y vive en Consolación del Sur, en un banco de un parque. Su pensión es de 128 pesos (6,72 USD) mensuales y sobrevive buceando en latones de basura buscando latas. Este señor me explicaba que cada 1000 latas que él colecta, el centro provincial de materias primas se las cambia por 1 pomo de refresco TuKola (con un precio de 1,25USD en minorista y 0,67USD en mayorista). Una vez obtenido el “premio”, Fidel va a las cafeterías particulares y les vende el pomo de refresco en 20 pesos cubanos (0,80USD). Para comprarse un kilogramo de pollo debería conseguir 5,750 latas, y así en lo adelante, aplicar la conversión “latas/refrescos/pesos-cubanos/CUC” a cada detalle cotidiano.
Esta “iniciativa” en teoría beneficia el reciclaje en Cuba, la reducción de importaciones y el desarrollo de la industria nacional; pero el desespero, el hambre, la necesidad y la miseria son algunas de las ventajas que ve el gobierno de Cuba en estos ancianos para conseguir materia prima fácil. En los basureros vemos gente enferma, sin zapatos, impedidos físicos buscando latas inmersos en la abundante suciedad e insalubridad, susceptibles a enfermedades rebuscadas.
Seguí mi investigación y esto no ocurre solamente en Pinar del Río; lo vi en Santiago de Cuba, en La Habana, en Sancti Spíritus…
¿Cómo podemos permitir que se explote así a estos ancianos?
El sistema de reciclaje cubano es muy precario; todo va a un sitio y se quema. Invertir en esto costaría mucho dinero, pero conociendo que la gran mayoría de los insumos son importados, reciclando correctamente se vería el resultado en pocos años.
Siento un profundo respeto por estos señores que como Fidel (y no precisamente el Fidel que todos los cubanos conocen) salen a la calle y enfrentan las penurias y las desgracias con el único objetivo de subsistir. Por mi parte formalizaré esta denuncia y la elevaré hasta el máximo nivel necesario para sanear nuestras calles de gente viviendo en la inopia, aferrados a la idea de perdurar vivos en busca del premio de la miseria.