Yo no podía creer la reacción que habían tenido los padres de la chica, era inimaginable, que por no hacer las cosas como ellos las veían pudieran repudiar a una hija.
Yo salí de allí muy disgustada, pero me encamine al hospital, decidida a hacer lo que debía, sabía que las cosas se podían arreglar.
Saque de mi bolso la flor verde y le regale uno de mis deseos.
“Mi deseo es que no pierdas la esperanza, tu hijo vivirá y tus padres te van aceptar”
Mientras le daba la flor, algo inexplicable dentro de mí estaba sucediendo, tenía un nudo en el estómago, sensación de bienestar y alegría, las manos las tenían rojas y me ardían. Sentí que algo me estaba invadiendo y sin poder evitarlo me puse a llorar.
Los chicos al verme, lo único que pudieron hacer es darme las gracias.
Sobre el final de la tarde el medico vino a visitar a la chica, después de revisarla nos dijo que la cosa iba mejor, que la hemorragia había parado y había esperanza de no perder al bebe, pero la vida de la chica tenía que ser tranquila y sin estrés.
Los chicos se abrazaron, la alegría había vuelto a sus vidas, aunque no del todo, eran muy jóvenes y necesitaban el apoyo de alguien para empezar una vida.
De repente se abrió la puerta, los padres de la chica entraron en la habitación...