A pesar de que los pueblos fantasmas parecen lugares que habitan sólo en nuestras fantasías, Misnebalam en Yucatán nos asegura que son más reales de lo que pensábamos.
Cuando escuchamos la expresión "pueblo fantasma" rápidamente nos viene a la cabeza un lugar en un tiempo lejano en el que las historias de espectros y maldiciones no eran más que chismes o noticias en boga. Las escenas que rondan en nuestra imaginación figuran edificaciones de madera y una tipografía tipo western propia de cualquier película en la que Clint Eastwood haría el papel de voraz forajido. Sí, este tipo de lugares ya son una leyenda en sí mismos; ya no existen más que en películas o compilaciones de leyendas fantasmagóricas, o al menos eso es lo que estábamos acostumbrados a pensar hasta 2005.
En el kilómetro 17 de la carretera Mérida-Progreso, en el estado de Yucatán, se encuentra —o encontraba— la comunidad de Misnebalam —que significa 'cola de jaguar'—, una localidad que en sus años de esplendor estuvo habitada por un aproximado de 170 personas. Para 1921 la actividad económica de la región era la producción henequenera de la cual Don Fidencio G. Márquez estaba a la cabeza. La tarde del 22 de octubre de ese año, cuando Fidencio, acompañado de su hijo y uno de sus empleados se dirigían a su finca por el camino que llevaba de San Ignacio hasta su destino, fue atacado y asesinado por un grupo de criminales. Así lo relata una serie de documentos titulados “Constancias judiciales del atentado criminal cometido en la persona del ingeniero Don Fidencio G. Márquez”, resguardados en la Biblioteca Yucatanense.
¿Qué tiene que ver eso con los pueblos fantasmas? Casi nada, sólo el hecho de que a partir de la muerte de Don Fidencio la localidad de Misnebalam fue el escenario de constantes apariciones y fenómenos paranormales que atemorizaron a la población. No fue sólo el fantasma del dueño de la finca henequenera el que se aparecía por las calles del pueblo, también se comenta la presencia de un niño al que los pobladores llamaron "Juliancito", cuyas apariciones y muerte no tienen explicación hasta ahora. Por si fuera poco, la iglesia del lugar también es el escenario de las manifestaciones de un monje de túnica negra que sube al techo del templo y extiende los brazos formando una cruz.
Si a todo esto le sumamos voces y ruidos extraños en casas abandonadas en las que además se encienden las luces a mitad de la noche, tenemos el pretexto perfecto para que investigadores, escritores y programas de televisión especializados en lo paranormal lleguen a Misnebalam a documentar dichos fenómenos. Debido al terror que estos sucesos generaban en los pobladores de la región, a partir de 2005 éstos optaron por dejar a su suerte al pueblo entero abandonándolo para siempre. Sin embargo, muchos de ellos han abogado por que el gobierno lo incluya dentro de la oferta de sitios turísticos que ofrece el estado de Yucatán a sus visitantes.
Así que, para quienes quieran adentrarse a conocer las historias del lugar, pueden hacerlo sábados y domingos de 9:00 a.m. a 5:00 p.m en un recorrido por bicicleta que les permite transitar las calles abandonadas de este lugar que, a pesar de ser un "nuevo pueblo fantasma" ofrece todo el misterio y escalofrío que aquéllos que sólo habíamos conocido a través de películas e historias de nuestros abuelos.
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ARTICULISTA SENIOR