Los ecos de la victoria llegaron hasta mañana siguiente.
El tiempo de disfrute, el recuerdo de mejores días, se fundieron con un simple abrazo. Pasado y futuro entremezclados por una alegría. Felicidad en mayusculas, no por un simple deporte, no por una meta soñada y conseguida, felicidad por millones de sonrisas, felicidad por gritos de júbilo que se lanzaban sin orden al aire.
Dime que no lo recordarás….