Revista Diario

El regalo camuflado

Publicado el 28 junio 2010 por Alicia
El regalo camuflado
Hace unos meses, cuando me acerqué a consolar a un amigo que había perdido una votación en favor de otro candidato, me dijo que no estaba preocupado porque los disgustos de este tipo eran regalos camuflados. Me pareció una frase muy cierta ya que en muchas ocasiones lo que parecía ser un bien se transformó en tragedia y, al contrario, lo que se presentaba como un disgusto morrocotudo fue fuente de una próspera felicidad.Con la frasecita rumiando en la cabeza encuentro a cada paso ejemplos que la van confirmando y transformando en una máxima que debería presidir nuestras vidas.Últimamente, veo con frecuencia a una parejita de mi edad con los que nunca he intercambiado palabra a pesar de haberlos mirado de reojo durante muchos años. Cuando me tropiezo con ellos, siempre me viene a la mente aquella tarde en la terraza del Hotel Médano en que los vimos entrar jóvenes y sonrientes, unos recién casados cogidos de la mano. Sé que los miramos con la envidia de los veintipocos años. Tan jóvenes y ya estaban casados. Para nosotras, deseosas de encontrar a Mr Right, aquellos dos eran iniciados que habían vislumbrado el mundo de los adultos y estaban frente a los tabúes que aun nos hacían ruborizar.Pero el tiempo pasa rápido y ya es tanto el que ha pasado de eso que ambos se han convertidos abuelos. Yo los sigo mirando de reojo y, aunque nunca sospecharían ser tema de blog, sí que su contemplación me ha servido para ilustrar la frasecita del principio.Si los viera entrar ahora en la terraza de aquel hotel no sentiría ninguna envidia. Los años me muestran que las soledades que atravesé estaban diseñadas para mí y que, gracias a lo que parecían contrariedades y desaciertos, he recibido regalos inesperados. ¡Ahora sí. Ahora lo entiendo!

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Alicia 1 voto ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Revista