El regreso

Publicado el 01 septiembre 2012 por Alejandropumarino

Más de dos meses en silencio, después de acostumbrar a los pocos lectores que frecuentan este espacio, a una entrada diaria. El trabajo, la salud, la mala quiero decir, y los problemas informáticos, me llevaron a interrumpir las publicaciones habituales. Después del descanso veraniego, con fuerzas renovadas para otro largo año de trabajo (y que no falte), me reincorporo también a la cita diaria con quienes lean y participen en este espacio. La política cansa cada vez más asistiendo a un espectáculo que muestra la incompetencia de unos y la hipocresía de otros; nadie sacará por nosotros las castañas del fuego y mientras los grandes capitales viven en idénticas condiciones con socialistas y populares, los funcionarios, los trabajadores y las clases medias, somos los sacrificados en la solidaridad con los más desfavorecidos. Sigo pensando que el conocimiento nunca nos hará más libres, aunque sí más listos, o por lo menos, más cultos. La felicidad verdadera no está en venta, ni puede comprarse con dinero, pero es necesaria una mínima capacidad adquisitiva para atender necesidades básicas y fisiológicas del cuerpo sin la que ninguna clase de bienestar es posible. Desde siempre he visto gente pidiendo en las calles, pero los pobres han pasado de formar parte de grupos más o menos marginales, a contarse entre la gente corriente, que no dispone de los medios necesarios para subsistir. A ellos dedico esta primera entrada después de el largo silencio impuesto. Convengo con Forges en no olvidarnos de Haití, pero existen necesidades tanto o más perentorias en nuestro país, sin dejar por ello de solidarizarnos con una región devastada por fenómenos naturales, varias veces en poco tiempo. Con los mejores deseos para todos, y especialmente para los desfavorecidos, iniciamos de nuevo la actividad en este espacio al que todos ustedes, queridos lectores, están invitados.