El resurgimiento crítico

Publicado el 18 diciembre 2012 por Flecanda

Todo comienza con la arquitectura civil de la Edad media, la cual, Bruno Zevi considera el único antecedente válido de arquitectura democrática. Y al igual que la democracia es el gobierno del pueblo, la arquitectura orgánica es también la arquitectura del ser humano libre; pensada como una actividad social, técnica y artística, destinada exclusivamente al servicio de los demás. Es una arquitectura para la gente, no para los arquitectos, en la cual la técnica está subordinada a esta dimensión social.

Esto implica, que a la hora de diseñar una vivienda, se hace de dentro hacia fuera, según las necesidades y actividades de los ocupantes. Y ahí está la verdadera belleza de la obra, no en su aspecto exterior. Como referente principal de este pensamiento encontramos no menos que a F. Ll. Wright.

Esta visión de la arquitectura refleja una gran influencia del concepto judío del espacio-tiempo que enfatiza la función y, es, al mismo tiempo, una arquitectura exenta de formalismos.

Para Bruno Zevi, la arquitectura orgánica supone una superación del racionalismo o funcionalismo. La considera una lucha contra los obstáculos que opone la sociedad, una arquitectura revolucionaria, en definitiva, una arquitectura más humana que humanística. Propone como método volver al pasado y crear una nueva estética de la arquitectura.

Bajo mi punto de vista, sustento plenamente la idea de una arquitectura concebida para la sociedad. No obstante, todos los extremos son malos y me parece que en el presente texto, la visión arquitectónica se prima la función sobre la forma de manera excesiva. Incluso se llega a decir que sólo se valora una obra por su función.

Me gustaría matizar que no estoy plenamente de acuerdo con esta teoría, ya que considero que la función y la forma deben ir íntimamente unidas -a pesar de que en algunos casos prime ligeramente la superioridad de la función-; pero en definitiva deben marchar paralelas.

La forma a la que me refiero en la presente redacción, está enfocada hacia la relación y respeto de la arquitectura con el entorno, tanto en ámbitos naturales como urbanos. Un edificio nunca está solo, tiene elementos a su alrededor que le influyen y condicionan -o, al menos, deberían hacerlo- su forma.

Por tanto, centrarnos exclusivamente en el interior nos llevaría a un un caos y al posterior desorden arquitectónico global.

Por otra parte, hay otra cuestión que no debemos pasar por alto, y es el simple hecho de que cuando las personas pasean por las calles, les gusta ver edificios bonitos y estéticamente agradables. Evidentemente que también funcionales, pero la mayor parte de la sociedad ni es capaz, ni intenta comprender un edificio a través de su funcionamiento.

En conclusión, sostengo que la arquitectura debe siempre orientarse al servicio de la sociedad; pero sin embargo no debe caer en el autismo arquitectónico de edificar sin contar con el entorno y sin cuidado alguno de la forma, ya que estos constituyen una parte importante del conjunto arquitectónico.

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