Quinto piso del hotel. El día ha sido maravilloso. Él no estaba seguro de que fuera a serlo pero yo lo tenía claro. Quizás es que no me conoce lo suficiente pese a todo. Yo sigo sonriendo tras pasar toda la jornada juntos; no hay diferencia entre mis sonrisas de ayer y las de hoy, no son fingidas, son reales como lo es él y como lo soy yo. Su última pregunta fue: "¿Es tarde, pido un taxi y te llevo a casa o prefieres desayunar en el hotel? El ascensor se detiene, me abre la puerta de la habitación y se despide. Desayuno: Tostadas, café con leche en vaso y mucho cariño.
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