—¡Tranquilos! Yo no os abandonaré. Saldremos de aquí.
Con el gran terremoto aún en la memoria colectiva, el caos invadiendo las calles y los gases radiactivos en la atmósfera; Facundo se aupó en su silla de ruedas a la vista de todos y, con la determinación de un héroe, exclamó:
—¡Tranquilos! Yo no os abandonaré. Saldremos de aquí.
—¡Tranquilos! Yo no os abandonaré. Saldremos de aquí.