De joven, no sabía qué era el tiempo.
Agitado en la naciente, el claro río
siempre demora el sentido de las cosas.
Quería entonces que todo cambiase,
y ahora que todo permanezca intocado.
Cuando se acerca a la mar, el turbio río
discurre manso. Su propio afán le basta.
El tiempo era, es, estar lejos, llegar
donde el confín comienza a difuminarse.