M. A. Álvarez
Hades Editorial
122 páginas
Julia, una historiadora de Sevilla, demasiado obsesionada por su trabajo, reconoce en la galería de un coleccionista un antiguo laúd que cobija un grotesco rostro en sus entrañas. Una oscura leyenda pesa sobre él, ya que cuando un músico toca el instrumento, la desgracia se cierne sobre aquellos que lo escuchaban.
Novela finalista en el I Certamen Internacional de Novela Fantástica y de Terror 'Dagon' (Ediciones Rubeo, 2015).
Cuando surgió ante mí la oportunidad de apoyar a esta autora y ayudarla en la ardua tarea de dar a conocer su novela, descubrir que se trataba de una lectura cortita y llena de misterio me animó a hacerme con ella y así, además de información sin más, poder ofreceros mis sensaciones al abrigo de esta prenda.
¿Qué tal me ha sentado su calor? Pues lo cierto es que ha sido una lectura de la que he disfrutado bastante. Su ritmo es ágil, la aguja de M. A. Álvarez muy agradable, y los hilos de esta historia te amarran con el deseo que tejen en el lector de saber qué es lo que oculta el tétrico laúd.
¿Qué hilos entreteje? Julia es una historiadora entregada. Su último trabajo le ofrece la oportunidad de visitar a un coleccionista de la zona y éste le acaba vendiendo un viejo laúd que esconde un rostro muy grotesco. Un laúd sobre el que más tarde descubrirá que pesa una leyenda: que su sonido siembra la desgracia en aquellos que lo escuchan. Julia y su hermano Luis, cuyas circunstancias personales acaban empujándole a buscar cobijo en casa de su hermana, se verán involucrados en acontecimientos extraños y siniestros, y juntos tratarán de descubrir el misterio que realmente esconde esa "caja de madera".
La novela se narra a tres voces. Por un lado tenemos una tercera persona en papel de narrador omnisciente que se encarga de mostrarnos el punto de vista de Julia. Por otro, el juglar que antaño tocaba el láud y Luis nos contarán en primera persona lo que sucedió en el pasado uno y lo que acontece en el presente el otro.
Reconozco que esta mezcla de voces narrativas me resultó chocante a lo largo de toda la novela (¿por qué Julia no le tendía la mano al lector en primera persona?) pero lo cierto es que una vez finalizada la lectura creo comprender el por qué de esa elección. No obstante, siento que hubiera disfrutado más de Julia en primera persona.
¿Cuáles son las tonalidades en las que se mueve? Terror, misterio, suspense... Aunque debo de reconocer que más que miedo he sentido muchas ganas de desvelar el misterio.
¿Qué puntos, en mi opinión, favorecen el tejido? La prosa de M. A. Álvarez. Me ha gustado mucho su forma de escribir, muy pulcra y cuidada. Y también la documentación y ambientación de la novela.
La parte narrada por el juglar nos transporta a una época que ya de por sí resulta siniestra en algunos aspectos: el medievo fue una época oscura entre dos períodos de esplendor cultural. Una época de desigualdad social, de guerras, de teocentrismo y sobre todo de apogeo de la Santa Inquisición y, todo ello, regala el ambiente propicio para historias de este género.¿Qué hechuras no ajustan del todo con mi talla? Lo cierto es que me he sentido muy cómoda con esta prenda, no podría decir que algo en ella no se ajusta a mi talla. Pero... hay un pequeño detalle que aunque su ligera ausencia no desmerece la historia en absoluto, siento que su acentuación podría incluso hacer que luciera aún más. ¿A qué me refiero? Pues al modo de expresarse el juglar cuando le toca contarnos su parte de la historia. Es cierto que nos topamos con un lenguaje un tanto diferente y acorde a su época, pero una mayor acentuación de este aspecto supondría sin duda un plus en el conjunto de la novela.
Concluyendo... Yo creo que merece la pena darle una oportunidad a esta autora, y con El rostro en el laúd disfrutaréis de una tarde al calor de un misterio de lo más entretenido y de una prosa agradable.