El ruido a cielo de tu ombligo
levanta vuelo
y se dedica a parir alas
en las mañanas desnudas
de un invierno que no llega
y es requiebro de tus abrazos.
EL ruido a cielo de tu ombligo
serpentea mis decires
y en el intento desesperado de amarte
cubre la cama
y celeste ruge tus formas de mujer.