Posted: 14 Jun 2017 01:47 PM PDT
Aunque la lista de cuentos que escribió Jorge Luis Borges es por demás extensa y muchos son obras maestras de la fantasía, sólo existe un cuento que dedicó exclusivamente a los niños...pero a pesar de que pueda resultar extraño, en realidad nunca lo escribió ni fue publicado.
....Esta curiosa anécdota nos lleva a 1981, años antes de que el escritor muriera. Una tarde Borges había recibido la visita de un grupo de alumnos de cuarto grado en su departamento de Buenos Aires, cuando decidió improvisar un relato protagonizado por él mismo y se lo dedicó a ese grupo de alborotados chicos que lo visitaban. Treinta y seis años después, uno de aquellos testigos privilegiados recuperó la historia y la convirtió en un libro.
Así fue que "El secreto de Borges" descubre al público infantil esa curiosa historia con que Borges deleitó a los niños con su narrativa mágica para entretener a los inquietos estudiantes. Maravillados por una bandeja repleta de caramelos importados, los alumnos de la escuela a la que concurría el nieto de Fanny, que fue la ama de llaves de Borges durante cuatro décadas, habían preparado un cuestionario para interrogar muy a fondo al escritor. Uno quería saber si estaba casado; otro, cuántas veces había ganado el premio Nobel. Y aunque el cuestionario estaba más que listo y los niños muy intrigados por lo que serían las respuestas, no pudieron hacer las preguntas. La maestra no se los permitió.
Borges estaba sentado en un sillón tapizado de verde, con su bastón y su mirada ausente, como vemos aquí...
Ejem...mejor digamos, como en esta segunda imagen.
Alterleib y Alinovi, socios de una ficción borgeana con tortugas.
Foto: Hernán Zenteno
Así como el protagonista del cuento "El inmortal" alcanza la inmortalidad al beber agua de un río, el Borges del cuento que Borges nunca escribió y sólo pronunció una vez, llega a vivir tantos años gracias al agua de un aljibe misterioso que es habitado por unas tortugas no menos misteriosas y longevas. "Y entonces Borges nos dijo que él, un día, se había puesto a pensar, y se había dado cuenta de una cosa: el agua que él había tomado cuando era chico no era agua, sino agua de tortuga..." "La historia es completamente real. Y muy simple. Yo iba a un colegio de curas que quedaba cerca de Plaza San Martín. Los que vivíamos en el barrio nos juntábamos a jugar en esa plaza. Uno de los que iban siempre era mi amigo José Manuel. Mi mamá me llevaba todas las tarde a la plaza, pero José Manuel iba solo. Ahora pienso que eso es sorprendente porque era chico, tenía unos 8 o 9 años. Me acuerdo el día que, a la salida de la escuela, nos dijo que esa tarde no iría solo. Iría con Borges". Alinovi recuerda especialmente el tono de fastidio con el que José Manuel le dijo entonces que iba a tener que ir acompañado a la plaza. A esa edad no importaba Borges; ellos ni siquiera sabían bien quién era. Lo que importaba, en todo caso, era que esa tarde iba a ser diferente a todas las anteriores.
A los pocos días, los alumnos y la señorita Delia visitaron a Borges. Como el poeta no sabía de qué temas hablar, decidió hacer lo que tan bien le salía: inventar historias. Matías, que ahora tiene 44 años, recuerda que Borges le preguntó el apellido a cada uno. "Se los fuimos diciendo de a uno y él sabía de dónde eran todos", cuenta en el libro. Y de inmediato, para mantenerlos tranquilos, les contó el cuento sobre el agua de tortuga.
Los recuerdos del autor tomaron la forma de un libro para chicos, que incluye al final una biografía de Borges narrada en ocho escenas para que los lectores puedan conocer un poco más sobre su vida y su obra.