Seguramente estamos ante una de las mejores películas argentinas en muchos años, ebullición de sentimientos que te envuelve los sentidos, sugiere lo mejor y lo peor de las personas y como el amor te puede llevar a la muerte, el deseo en su máxima expresión termina convirtiendo a las personas en monstruos. Todo contado con nervio dentro de un clima socio-político del momento histórico en la que argentina era presa de la inseguridad y la corrupción de los políticos y el funcionariado público.
El final es sublime de esos que reducen a las personas a su mínima expresión en el thriller y nos plantea dilemas legales de alta alcurnia como es la cadena perpetúa además de culminar la historia de amor ensalzando los sentimientos entre los seres humanos y de su valentía, ante tal cúmulo de imágenes contrapuestas no me quedo otra actitud que la de apretarme contra mi butaca y pedir que no termine esta soberbia historia.
Mi calificación es sobresaliente y por supuesto lo recomiendo a todos aquellos que aún no la habéis visionado.
J. Toro