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En relación con esto último debo reconocer mi impulso natural a pensar que la motivación es la clave del éxito de todo lo que emprendemos en nuestra vida pero no podemos caer en este reduccionismo tan extremo. Como indicaba antes, en formación hay toda una secuencia de factores que pueden afectar en el resultado final. De hecho, si analizásemos la oferta existente encontraríamos unos contenidos mejores que otros, determinadas plataformas que funcionan mejor que el resto, y formadores que pueden pasar desapercibidos o bien marcar la diferencia, positiva o negativamente. Lo que está claro es que aquellos que nos dedicamos a la formación necesitamos afinar cada vez más en la combinación de estos elementos ya que el ROI tan importante para las empresas nos exige mostrar evidencias de la transferencia de conocimientos y habilidades al puesto de trabajo.
Si entramos a valorar los MOOC, en lo que respecta a los contenidos me temo que estamos ante el mismo problema que he comentado anteriormente. ¿Qué MOOC ha sido diseñado específicamente para dar respuesta a las necesidades de un determinado sector o colectivo? Me temo que no es éste el caso. Son contenidos que están concebidos para un acceso masivo y por parte de personas muy heterogéneas gracias al carácter gratuito de estas acciones. ¿Si fuese formación de pago estaríamos hablando de este fenómeno? Probablemente no. Pero no solo es cuestión de gratuidad sino también del prestigio y de la visibilidad que heredan los MOOC de las universidades que los avalan.
En cuanto a los entornos de formación que están siendo empleados por edX, Coursera o Udacity, la sencillez es el común denominador. Hay pocas opciones de que el alumno se disperse. El foco de atención se pone en la visualización de clases magistrales que son grabadas por los propios profesores. El resultado es un producto formativo audiovisual que se aleja de las producciones multimedia de épocas pasadas. Eso sí, vídeos de corta duración grabados por profesores de primer nivel, con gran dominio de la materia y una más que evidente capacidad didáctica. Por su parte, con miles de alumnos inscritos, la interacción formador-alumno pasa a ser casi inexistente.
En resumen, la formación que ofrecen los proveedores tradicionales de eLearning por un lado, y el fenómeno MOOC que está siendo impulsado por universidades de distintos países por otro, son dos enfoques que van a coexistir en los próximos años. Además, teniendo en cuenta que el eLearning es una metodología que está en permanente evolución desde sus orígenes, conocer el desenlace final es una quimera pero de lo que sí podemos estar seguros es de que habrá interesantes puntos de convergencia entre ambas vías.
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