Una de las cosas que siempre me ha preocupado desde que soy madre es el sentido de justicia en la relación entre padres e hijos. Como hija muchas veces me sentí tratada de forma injusta en mi relación con mi hermana y en mi individualidad, y dada mi sensibilidad ante este tipo de temas desde pequeña, siempre pensé que debería ser una madre justa cuando llegara a serlo. Quizá tampoco me entendieran mis hijos, pero creo que buscar siempre el sentido de ser justa respecto a ellos me da la tranquilidad de no actuar de forma impulsiva, sino reflexiva.
Creo firmemente que el sentido de la justicia en los niños les ayuda a entender el compromiso que como padres tenemos hacia ellos desde una relación no basada en el poder simplemente por el hecho de ser padres. Creo que les reafirma en su confianza en nosotros y en su autoconfianza. Creo que les ayuda a crecer confiando en que siempre habrá una consecuencia justa derivada de cada una de sus acciones. Y sin duda ese es un pensamiento positivo para el crecimiento de un niño.
La justicia en los niños es algo intuitivo. Y creo que observan demasiado la realidad a su alrededor como para obviar el ejemplo que nosotros damos al sentido de ser justos. La justicia que observen permitirá que crezcan creyendo en unos principios y haciéndolos suyos. Si entienden que hay consecuencias justas para cada acción, inevitablemente creerán en las acciones correctas y desecharán las incorrectas por las consecuencias que conllevan. Creo que no hay nada más desmotivador para los niños que ver cómo se aprueban comportamientos incorrectos, porque además crecen creyendo que no hay que confiar en el sistema (sea familiar, escolar o social), sino buscar la defensa del interés propio por encima de todas las cosas. Y si no estáis de acuerdo conmigo, echad un vistazo reflexivo a la sociedad actual…
Uno de los puntos que más me preocupaba cuando decidimos buscar a nuestro segundo hijo fue el ser siempre lo más justa posible con nuestro hijo mayor. Creo que en las familias con más de un hijo, este debe de ser un punto que invite a la reflexión.
Ser justo con los hijos no significa tratar a todos por igual, y creo que es algo que se tiende a pensar a menudo. Ser justos significa tratar de forma siempre personal e independiente a cada uno de nuestros hijos, y no condicionar a unos sobre otros. Y mucho menos no implicarnos como padres en la resolución de conflictos entre hermanos. Ser justos requiere de mucho criterio y valores éticos y morales. Los hermanos no deben de ser iguales ante ojos de los padres, sino hijos individuales que comparten una relación maravillosa entre ellos. Mermar el sentido de justicia del mayor a favor del pequeño, por ejemplo, por el simple hecho de hacer prevalecer el derecho del menor por su condición de tener menos edad es algo que siempre me ha parecido totalmente injusto. ¿No creéis? El mayor crece creyendo que hay excepciones por edad (y claro que las hay, pero si se las haces entender al hijo mayor y solicitas previamente su aprobación y comprensión) y que siempre su justicia será inferior a la de su hermano (pues siempre él será el mayor, eso es algo que nunca podrá cambiar)
Si existen unas normas en la familia (así como en la sociedad) no se puede crecer creyendo y confiando en ellas si quien tiene mayor poder no vigila por el cumplimiento justo de ellas. Me gusta educar a mi hijo en el principio de justicia, me gusta que sea algo que valore y haga suyo, y no hay nada mejor que el ejemplo familiar. No obstante, educarlos en este valor no significa no ofrecerles recursos para “sobrevivir” en una sociedad que a veces no resulta tan justa como debería; por eso también le ofrezco recursos emocionales para entender aquellas situaciones injustas que lo afectan sin que suponga pérdida de fe en su propio criterio de justicia. También dialogamos mucho sobre justicia social mediante situaciones que observa y me comenta por ejemplo del colegio, del equipo de fútbol, de las noticias de televisión…
Pero esto es porque mi hijo ya es mayor (9 años), porque cuando son más pequeños no hay nada mejor que el ejemplo en el día a día familiar. Siempre recomendaré también el diálogo con los hijos desde pequeños, adaptándose a su edad, pero no dejando nada para hablar mañana…
Si nos preocupa educar a nuestros hijos en el valor de la justicia, deberíamos tener en cuenta:
- Ser ejemplo de justicia.
- Dialogar sobre justicia en aquellos ejemplos diarios que los atañen y preocupan.
- Educarlos en la valoración propia de ese sentido de justicia para evitar que cuando se encuentren ante situaciones injustas no las acepten como parte de la realidad, sino como parte de una realidad equivocada a la que no deben resignarse.
- Educarlos emocionalmente para sobreponerse a las situaciones injustas en las que se vean inmersos, o en las que observen aunque no les impliquen a ellos.
¿Os preocupa el ejemplo de injusticia que la sociedad ofrece a veces a nuestros hijos? Si sois padres de varios hijos, ¿os preocupa ser justos en su relación entre ellos?