El sentido de su vida
Cada noche miraba al cielo a través de las gastadas ventanas de madera. Esperaba ver algo extraordinario, algo que le sacara de su triste rutina, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Su empleo como operario en una cadena de montaje de una fábrica de coches, le sumía en la infeliz impresión de que su existencia no podía servir sólo para hacer siempre exactamente lo mismo, día tras día, año tras año, toda la vida, su única vida.
Cuando se disponía a proyectarse sobre el planeta, un tirón muy fuerte le devolvió a la cruda realidad. Despertó en su cuerpo, un tanto mareado y sorprendido por lo que había visto. Entonces sintió la necesidad de saber en qué estrella había estado, así que se asomó a la ventana, sacó su viejo telescopio y comenzó a escudriñar el universo en busca de aquel planeta de ensueño.
Desde entonces su vida había cobrado un sentido. Se convirtió en un astrónomo aficionado muy valorado entre la comunidad científica. Su trabajo en la fábrica dejó de atormentarle. La solución a su monotonía la tenía delante: el cielo.
Y con esto os dejo hasta después de las fiestas. ¡Nos vemos en 2016! ¡Divertíos!