Sin duda alguna, es imposible quitarle el factor hot al momento de hacer cositas con la persona de turno o la que te viene acompañando desde hace un buen tiempo -salvo que la relación o las relaciones se hayan vuelto rutinarias, un tema del que se ha hablado en extenso muchas veces pero que nunca está de más… Así que lo tocaré en otra oportunidad-. Porque cuando hacemos el amor o follamos, casi sin quererlo, damos lugar a la atmósfera adecuada, usamos un lenguaje, entonación, ritmo y volumen especiales, nuestra respiración cambia, la mirada, el cuerpo y bueno… Todo lo que nos rodea y todo lo que rodeamos se transforma en un escenario perfecto de sudor y gemidos.
Pero hay un momento en que algún detallito puede quebrar toda esa atmósfera y dar lugar a un sinfín de risas que para muchos hasta llegan a ser matapasiones: Un peíto, un resbalón, una palabra, un invitado sorpresa o vaya a saber uno qué puede pasar.
Me gusta pensar en lo que pasa cuando te involucras con alguien en un lugar público. Para quienes nunca lo han hecho, a grandes rasgos les puedo contar que buscas un equilibrio perfecto entre la comodidad y la adrenalina… O por lo menos es lo que busco yo: Una rápida evaluación del lugar es perfecta para mantenerte siempre alerta casi como esperando que alguien te vea y se una o te agarre a chuchás pero a la vez tu estómago se aprieta cuando piensas que aparecerá Fulanit@ y te verá ahí con el poto al aire. Y aunque la adrenalina nunca deja de ser hot, qué risa que alguien te vea follando por ahí en un baño, un bosque o adentro del auto en un mirador. Una amiga me contaba de la vez que folló en el Víctor Jara y al salir del cuartucho donde estaba metida se encontró de frente con el Negro Piñera. No sé si pueda ser el mejor de los finales pero sí da risa.
De todas maneras, lo que más risa me da durante el acto y, de alguna extraña forma me calienta, es cuando me creo estrella de porno e intento contornearme cual hiperlaxo, lanzo miradas matadoras que, a todas luces, distan mucho de serlo y cuando estoy usando cámaras de fotos o video para registrar la acción (y ojo, cuando lo haga procure eliminar el video inmediatamente después de revisarlo o esconderlo en una ultra segura carpeta si es que no quiere confiar del de turno). ¿Cómo encontrar el mejor ángulo mientras te retuerces de placer y tienes la cámara en una mano?. Todavía no resuelvo la interrogante.La primera vez que quise dármelas de estrella porno fue cuando intenté hacer un helicóptero con la persona que me acompañaba. Todo iba perfecto hasta que se me acabó la cama y capoté, como se diría en jerga del aire.
Antes pensaba que mantener la pose calentona durante el sexo y contener las risas era lo correcto e intentaba quedarme siempre en el plan calentón. Y aunque a no todas las personas les ha sido cómoda mi costumbre de hablar y cagarme de la risa durante el sexo, lo paso excelente y siempre termino con una nueva historia para contar y recordar. Incluso ahora tiende a molestarme un poco el escenario perfecto de velas rojas, cortinas de terciopelo y camas en forma de corazón bañadas en pétalos. Cada uno con su tema.
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El sexo de la risa.
Publicado el 28 septiembre 2011 por SebastianguajardoTambién podría interesarte :