Después de la Segunda Guerra Mundial, tras las barbaries cometidas por el hombre, todo el mundo dio por hecho que Freud tenía razón al decir que el ser humano es irracional. El trabajo de Goebbels sobre la población alemana fue una clara demostración sociológica de como las tenebrosas fuerzas interiores de las personas pueden desatarse. Esto fue corroborado por los estudios realizados en EE.UU. Durante la guerra los EE.UU. se encontraron con un nuevo problema: la mitad de los soldados que regresaban del frente lo hacían por problemas mentales. Se inició pues una intensiva investigación en el campo del psicoanálisis que estaba liderado por Anna Freud, hija de Sigmound Freud. Los resultados de los estudios de Anna se acabarían aplicando posteriormente a escala nacional. Ella había teorizado que los impulsos interiores podían ser reprimidos adaptando el entorno de las personas. Fue entonces cuando el gobierno creó el concepto de salud mental. El sufrimiento pasó a ser la enfermedad de los inadaptados y podía ser curado por los psicólogos. La psicología se estableció así como el arma de control más poderosa utilizada por las corporaciones, que adquirieron la capacidad de manipular y moldear las mentes de las masas para su propio beneficio. Era el origen de la policía del pensamiento.
Se investigó tanto para controlar a las personas desde el interior con los experimentos de Ewen Cameron como desde el exterior manipulando factores como el entorno y la propaganda.
Durante los años cincuenta pero, una teoría psicológica elaborada por Wilhem Reich pondría en peligro los esquemas instaurados por los freudianos. Wilhem Reich fue considerado el enemigo número uno de la poderosa y rica familia Freud que se encargaría de hundirle en la miseria. Reich contradecía totalmente a los freudianos, afirmando que los deseos irracionales eran buenos y no debían reprimirse sino liberarse por completo. Surgieron terapias que consistían precisamente en dejar a los pacientes totalmente "liberados" y... vacíos. Estas ideas fueron finalmente olvidadas hasta inicios de los años 60 con el movimiento hippie.
Este movimiento estaba liderado por las ideas de un antifreudiano, Herbert Marcuse, las cuales continúan siendo hoy en día la base del movimiento antiglobalización. Marcuse decía que como no se puede luchar contra el Todopoderoso Estado por su fuerza y brutalidad, para el surgimiento de una nueva sociedad es necesario que cada uno de los individuos que la forman cambie por sí mismo y adquiera conciencia social. Todo el mundo sin excepción debe convertirse en un activista político. A raíz de esto, algunos psicoanalistas buscaron maneras de crear un nuevo tipo de individuo inconformista que evitara dejarse llevar por las doctrinas impuestas por el gobierno y la sociedad. Para hacerlo se basaron en las ideas de Reich. Diseñaron terapias destinadas a crear individuos "auto-expresivos" que liberaran todos sus sentimientos hasta quedarse vacíos. A inicios de los años 70 la gente acudió en masa a estas terapias revolucionarias. Nació el Movimiento del Potenial Humano y con él una nueva clase de individuo. Esta nueva clase de individuos "auto-expresivos" pasó de constituir un 3-5% en 1970 de la población estadounidense a constituir un 80% en 1980.
Durante el movimiento se incorporó la idea de que una vez la persona quedaba totalmente liberada, vacía, podía a partir de entonces construirse su propia vida y ser quién quisiera ser. Ser uno mismo sin ser conformista ni someterse a nada. No hacer caso a las ideas preestablecidas por una sociedad capitalista en la que el Estado moldea la mente de sus ciudadanos; "Lo que estaba surgiendo ahora era la idea de que la gente podía ser feliz simplemente en el interior de sí misma y que cambiar la sociedad era irrelevante". Estas teorías del Movimiento del Potencial Humano representaban un riesgo para las grandes multinacionales, pues ponían en peligro sus ventas. Se encontraron con el peculair hecho de que para poder vender productos en esta nueva sociedad auto-expresiva de gente individualista debían personalizar los productos. A diferencia de antes, ahora tenían que producir una enorme variedad de productos para que cada persona pudiera identificarse con los que quisiera y se pudiera sentir única. Esto realmente era algo bueno porque conllevaba un aumento increíble de las ganancias. Se asentó de esta manera la base del capitalismo salvaje actual. Paradójicamente tenemos que un movimiento anticapitalista (el de Marcuse) acabaría dando otro movimiento que, distorsionando el concepto del hombre nuevo, desembocaría en las bases del sistema presente. La frase: "Sé tú mismo, sé quién tú desees ser, eres único, nadie más es como tú, eres especial" es el motor de las injusticias del mundo del siglo XXI. En el momento en el que se individualizaron las personas, se individualizaron los productos y pasamos de una economía basada en la necesidad a una economía basada en el deseo irracional. Todo esto luego fue extrapolado a la política. La democracia pasó a ser definitivamente una mera ilusión, una forma más de saciar los deseos irracionales del pueblo dándole lo que éste, representado por unas pocas clases sociales (psicológicas y no económicas), quiera.
Todo esto es explicado en esta serie que por supuesto profundizará mucho más en cada un de estos acontecimientos. La primera parte nos expone la obra de Bernay y se titula "Máquinas de la felicidad", haciendo claramente referencia al libro de Aldous Huxley "Un mundo feliz", relato que representa a la perfección las ideas y conceptos sobre los que se ha edificado este nuevo tipo de sociedad consumista.
Calbert