PRÓLOGO. El silencio, ¿es a caso la ausencia de sonido en un ambiente físico?, ¿o es tanto la ausencia como la madre del sonido, pero no del sonido físico, sino del sonido intramental?, el silencio, ¿es el callar o el meditar? ¿Qué existe primero, el sonido o el silencio? Si queremos resolver estas preguntas tenemos que ver dentro de nosotros, meditar en silencio, oír la consciencia que se encuentra en lo más profundo del Yo. Resolver estas preguntas no será fácil, puesto que estamos tratando profundizar en el misterio… “El Misterio del Silencio”. ¿Qué es lo que hace que los hombres se acerquen o busquen la verdad? ¿Qué es lo que hace que los hombres busquen y hagan el bien?... ¿Qué es lo que el hombre moderno busca y aspira entre tanto ruido y ajetreo de la urbanidad y la industria? ¿Por qué el hombre moderno no encuentra la paz pero sí la guerra? ¿Por qué en las escuelas no nos enseñan a ser humanos, pero sí nos enseñan a ser máquinas? ¿Por qué competir entre nosotros, como animales salvajes guiados por la bestialidad de la involución; más no compartir como hermanos e hijos de un mismo Padre?...
Pues, la falta de la meditación en el silencio, en lo oculto, genera la deshumanización, nos hemos olvidado de quienes somos, cuando en el principio lo sabíamos. Adoptamos identidades falsas y evadimos la verdad, le tememos, pero a la vez la buscamos, sin embargo muchas veces la buscamos en lugares donde nunca ha estado y nos perdemos. La angustia invade nuestra alma y la desesperación ante el error nos provoca terror… La desesperanza, y la angustia son los padres de la muerte. El silencio, es el remedio, es la negación del mundo y del ego lo que acaba con la muerte . Si Jesús fue realmente el Cristo, debió de negar al mundo e incluso a sí mismo para haber resucitado de entre los muertos y ascender a los cielos. Si Jesús fue realmente quien se dice, entonces tuvo que haber entrado en el silencio (más no callado) como para haber eliminado la muerte primero en sí mismo y después en el género humano, pues el pecado odia el silencio y ama el ruido, el escándalo. No de balde le llaman al Diablo “El tentador”, “El enemigo”, pues se sirve de las tentaciones para crear discordia y enemistad entre los hombres y Dios.
Así pues, la meditación en silencio nos ayuda a recobrar la paz que no hemos sentido desde hace tiempo, nos ayuda a crear mejor consciencia sobre nuestro alrededor y sobre nosotros mismos… Nadie puede huir por mucho tiempo del silencio, porque naturalmente traemos en nuestro ser, ese llamado, esa invitación a guardar el silencio, ese llamado que la Iglesia llama “Santidad”. No podemos resistirnos a hacer el bien, no podemos resistirnos al Bien Supremo, porque es apetecible y es apetecible porque es perfecto y porque aspiramos a la perfección… No podemos resistirnos al silencio porque su mismo silencio, misterio y ocultismo se nos hace inquietante y al momento de que captamos esa inquietud- gracias a la meditación en el ser- queremos buscar su origen y la única forma de buscarlo es entrar en silencio.
Descargar aquí el ensayo completo. Ensayo Del Silencio - http://www.filosofiaymas.com