El silencio es un fenómeno curioso, amén de interesante. Son muchas las situaciones en las que el silencio se impone, colmando de significado la escena en la que aparece. Sin embargo, su aparición no tiene siempre el mismo sentido.Pero hoy nos centraremos especialmente en el silencio que "surge" ante la presencia de la obra de arte. ¿Qué hay de especial en una obra maestra que hace que el espectador quede en silencio?En primer lugar, hemos de advertir que el mundo del arte comparte algunas fronteras con el mundo de la mística y la mística como es bien sabido por todos, es uno de los grandes reinos del silencio.Por otro lado, hemos de decir que una obra de arte adquiere la categoría de obra maestra cuando su contenido esencial está colmado de misterio, de un "algo" indescifrable y mágico que otorga un excelso sentido. Por ello ante su presencia, el espectador queda apabullado sin saber qué decir... o en el mejor de los casos, intentando encontrar qué decir.Este modo existencial de aparición del silencio viene motivado por el exceso de significado presente. Ante esta circunstancia el hombre no sabe qué decir, ya que el primer momento de esta situación desborda todas sus posibilidades de expresión. ¿Qué podemos decir en el primer instante de nuestra contemplación de La Gioconda, en el primer segundo tras la lectura de un poema de Rilke o en el primer enmudecer del universo tras el callar de una sinfonía de Beethoven?... no hace falta responder...Ciertos aspectos de este modo vivencial parecen señalar que la obra maestra impone silencio, debido a la gran cantidad de significado que contiene en su mostrar. Es tanto el significado contenido, que incluso el mismo llega a escaparse por entre los silencios inmaculados que componen a la obra...