El silencio de los porteros

Tras una decena de días de mundial, sólamente podemos tener una certeza...los porteros son los que peor lo están pasando. Muchos ya se curaron en salud y comenzaron a criticar duramente al balón, el denostado "Jabulani". Supongo que, conscientes del recital de cantaditas que nos iban a dar, decidieron curarse en salud. Como si se tratase de una gala de Operación Triunfo, estos señores, a medida que van cantando provocan que todo el mundo se eche las manos a la cabeza. La primera actuación corrió a cargo de Robert Green, no por esperado (ya se sabe que los porteros ingleses no son muy fiables) fue menos sorprendente. Como consecuencia Fabio Capello decidió dar entrada a Calamity James, un señor de 40 años que se peina igual que un personaje de "El príncipe de Bel Air". El siguiente en cantar fue el portero de Argelia, Chaouchi, que se olvidó de que tenía brazos, e intentó despejar un balón con el hombro. El último gran cantante (hasta la fecha) fue el portero paraguayo Justo Villar, que adelantó sobremanera la época de la vendimia y salió a por uvas en un córner. 

Todos estos infortunios hacen que estos guardametas sufran en silencio, como con las almorranas. Si algún cineasta decidiera llevar a la gran pantalla estas historias, seguramente la titularía como "El silencio de los porteros". Aunque tampoco sería descabellado mantener su título original, "El silencio de los corderos", porque las caritas de cordero degollado que ponen tras cometer sus tropelías es todo un poema. Esperemos que esta epidemía no llegue a "La Roja", porque sería para darnos la puntilla definitiva y esto tendría consecuencias devastadoras para Sara Carbonero, que acabaría como corresponsal de guerra.