Revista Literatura

El silencio, lugar de encuentro (i)

Publicado el 11 abril 2012 por Mbbp

EL SILENCIO, LUGAR DE ENCUENTRO (I)

De los pocos recuerdos infantiles que tengo de mi padre es cuando, al irnos de viaje en coche, me prometía darme una moneda si era capaz de mantenerme en silencio durante todo el trayecto! Era pequeño y nunca había sido una persona demasiado interesada en el dinero, pero supongo que por orgullo y para demostrar mi autodisciplina, era capaz de estar en silencio durante horas, con tal de superar el gran reto! Reconozco que siempre fui -y aún soy, aunque cada vez menos- un charlatán, aunque con el tiempo he cambiado el calificativo por el de “buen conversador“, que está más de acuerdo con mi actitud actual. Me gusta dialogar sobre cualquier tema y hacerlo con personas interesantes y que inviten al diálogo enriquecedor y constructivo…

Pero, la verdad es que ahora me doy cuenta de que no podía sufrir el silencio, como a muchos les pasa! El silencio me hería y, muy probablemente, me daba miedo, como la soledad! A pesar de ello, frecuentemente huía de mi realidad circundante y no demasiado positiva, escondiéndome en el silencio y en la soledad, en los que me sentía protegido! Pero no era un propósito libre y voluntario, sino una manera de escapar de la realidad que me asustaba! Y una huída es una huída, nunca se llega a un lugar acogedor donde uno se encuentra bien o donde se espera encontrar algo interesante y con sentido propio… A pesar de todo, era mi refugio, lo que llegó a incorporarse a mi modo de vida, supongo ahora que porque la compañía y mi entorno no me gustaban! Allí, en esos momentos conmigo mismo, desarrollaba mi creatividad escribiendo, dibujando, leyendo o simplemente soñando todo aquello que sentía lejano e inalcanzable en mi mundo real, ese que interiormente me disgustaba!

Así, a pesar de mi facilidad de conocer y relacionarme con personas nuevas, mi mundo placentero era durante mi soledad, donde sin duda era yo mismo, tal cual era! Nadie interfería mi vida, ni mi mundo mágico de ensueño! De alguna manera, poco o mucho, esos momentos de soledad empezaron a convertirse en mis singulares, privados y cada día más frecuentes encuentros conmigo mismo. Pero, repito, no pretendía más que huir de mi realidad confusa, creo ahora que por puro miedo! Aún así, conseguí creerme que yo era una persona solitaria… incluso los demás lo creyeron! Y sí, era una persona solitaria… pues no tenía a nadie con quien yo me sintiera yo mismo y con quien compartir quién y cómo en realidad era, sin miedo!

Continuará…

 

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