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El Síndrome Batman

Publicado el 31 julio 2010 por Rufianynacho


   Es difícil comprender el propio pasado y el de los demás. También es difícil superarlo. Aunque Rufián y yo nos entendemos casi a la perfección con la mirada, sabemos muy poco uno del pasado del otro.
   Yo sólo sé que Rufián caminaba sucio, triste y solitario por el arcén de una carretera a las afueras de una ciudad. Él sólo sabe que un ser humano se detuvo a observarlo más de lo normal y un día le puso a un collar y se lo llevó a vivir con él. Todo lo demás son suposiciones.
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   Así que sólo puedo suponer lo motivos por los que, algunas noches, le invada el Síndrome Batman, y aproveche las sombras para desaparecer durante minutos u horas y más tarde volver, como de un mal sueño, corriendo, moviendo el rabo y con una especie de sonrisa en los labios.
   Tal vez no pueda evitar volver a sentir que está solo y que, solo, debe buscarse la vida. O puede que busque algo que tuvo en su vida anterior. No lo sé. Sólo son suposiciones.
   En cualquier caso, comprendo a Rufián, porque todos tenemos pasado. E incluso me gusta ver que tiene personalidad y es independiente. Y que, pese a todo, pese a su pasado, regrese a mi lado. Y que me mire a los ojos indicándome que él también me comprende a mí. Aunque sepamos tan poco el uno del pasado del otro.
   Y quizás, por todo esto, poco a poco, día a día, noche a noche, los ataques  del Síndrome Batman son cada vez menores. Regresa antes. Lo descubro cerca comiendo pan duro junto a un contenedor. También ayuda su nuevo collar, color naranja fosforito cosido con hilo reflectante.
   Y no puedo más que reconocer que, Rufián y yo, aunque tenemos pasado, como Citroën, sobre todo tenemos futuro. Y nuestro futuro es recorrer Europa en un Ds3.
   Si tú también lo crees, no seas tímido y díselo a Citroën.

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