La fiesta que da inicio a las vacaciones parece sacada de una peli: una casa enorme y un montón de chicos bebiéndose el último verano antes de la universidad.
No es el ambiente de Lana, que preferiría estar con la cabeza metida en sus ilustraciones. Pero Ciro, el blogger anónimo del momento y su mejor amigo, la ha arrastrado hasta allí porque dice que es donde está la emoción.
Y no se equivoca: en esa fiesta, Lana conoce a un chico con quien se siente inesperadamente cómoda; la anfitriona tiene una gran bronca de celos con su novio y Julia, la mejor amiga de Lana, no llega a encontrarles porque en el camino conoce a un perfecto desconocido con el que pasa la noche.
El problema es que esos tres chicos, el interesante, el infiel y el perfecto desconocido, son la misma persona: Jacobo Casanova. Y aunque Lana lo evite, su destino y el de Jac parecen destinados a colisionar una y otra vez en ese juego sin sentido que algunos llaman amor.
¿Sabéis esos días calurosos y aburridos del verano en los que no te apetece hacer nada? ¿Esos días en los que estás tan pero tan desganado que tan solo quieres tumbarte a existir mientras comes helado? ¿Esos días en los que te da pereza hasta abrir un libro? Pues bien, El (sin)sentido del amor es la novela perfecta para esos días.
Comencé a leer este libro sin expectativas de ningún tipo, y creo que es lo mejor que pude haber hecho. Javier Ruescas no pretende con esta publicación darnos algo demasiado profundo ni trascendental; no tiene intención de hacernos pensar demasiado ni de cambiar nuestra forma de ver las cosas, sino de hacernos pasar sencillamente un rato agradable y entretenido, tan simple como eso. Y tengo que decir que ese objetivo lo cumple con creces.
Los personajes, por su parte, también son sencillos, pero están bien perfilados. No hay espacio para profundizar demasiado en ellos y la evolución es escasa, salvo en el caso de Lana y Jacobo, pero Javier Ruescas logra dar en poco espacio pinceladas de personalidad a cada uno de ellos, de modo que no parezcan ni demasiado clónicos entre ellos, ni demasiado arquetípicos. Lo que cabría esperar de una novela de tan corta extensión, vamos.
El estilo narrativo está en concordancia con el resto del libro: sencillo, directo, ágil y sin pretensiones, perfecto para acompañar a una historia pensada para entretener durante un par de ratos y que sea fácil de leer. Se nota que el autor sabe perfectamente cómo contar una historia y hacerlo bien, pero tras haber leído la mayoría de sus publicaciones está claro que este no es de sus mejores trabajos. Aun así, como ya he dicho antes, no es esto lo que busca, así que tampoco me quejo.
Como podéis ver, El (sin)sentido del amor es una novela entretenida que pretende simplemente eso: entretener. Si buscáis algo más profundo, os advierto de que esta no es vuestra historia, pero si simplemente queréis pasar el rato leyendo algo sencillo, adelante.
Lo mejor: Es una novela entretenida.Lo peor: Falta de profundidad en general.Te gustará si... buscas algo sencillo y ligero.