Qué de vueltas da la vida. Llevamos varias entradas comentando, mis amigos y yo, lo tedioso del verano. Venimos casi quejándonos de esta flojera y esta dejadez con la que te abraza el estío, relajante y a veces pesada que no te permite hacer nada sin tener nada que hacer. Y de repente, la tragedia que no entiende de astenia ni de atonía, viene a sacudirnos los cimientos con imágenes esperpénticas de muerte. Un monstruo ha venido a colarse en esta espesa duermevela de la cálida estación, para volver a recordarnos lo que la maldad y la locura pueden hacerle en un segundo a cualquier vida.Qué difícil es intentar entender lo que no tiene sentido. Qué complicado y doloroso resulta mantener la frialdad y retener ese sentimiento negro que te sale de un lugar de las entrañas y por el que es seguro que serías capaz de ir a Noruega, sin ni siquiera saber pronunciar bien el nombre de ninguno de aquellos chavales anónimos, para arrancarle el corazón de una mirada a ese asesino sin escrúpulos que ha dejado repleto para siempre el dolor de tantas madres.Estos días, he estado leyendo en la prensa los horripilantes ideales de esta bestia, escritos en una especie de manifiesto delirante que dejó en una web y todavía siento frío al recordar los sentimientos de odio de ese hombre: hacia la población inmigrante de forma universal, a los musulmanes en general y a Zapatero en particular. Creo, viendo la forma en que habla de España, que ha sido casualidad, necesidades del guión o dificultad para pasar armas por las fronteras, lo que ha hecho que este animal se conformara con masacrar a una centena de compatriotas cuyo único error en la vida ha sido pertenecer al partido laborista ( cercano a la izquierda y a los socialistas) de Noruega, y que no se le pasara por la cabeza venirse aquí a iniciar una cruzada contra los infieles que creó en su fantasía, adobada con los ideales de ultraderecha que seguramente le infundió su padre o algún otro asesino como él.Y es que es verdad que el sueño de la razón produce monstruos, ya lo pintaba Goya. Y no hay más sueño de la razón que la ignorancia, la dictadura de las ideas y la fuerza. Es impresionante pensar que pasan los años y que la raza humana no aprende y que a pesar del conocimiento que tenemos del pasado, el horror persiste. Por eso fundamentalmente me gusta la historia. Por eso creo, a pies juntillas, que es importante enseñarla en la escuela, pero en serio, no recalcando fechas ni recitando nombres que pueden ser consultados en un “cliqueo” de Internet, sino mostrándoles a nuestros niños y a nuestros jóvenes qué maldades no pueden volver a ser cometidas y cual es el camino a seguir para que las cosas no ocurran.Sé que vivimos en una democracia y que eso hace que tengamos que aceptar todos los pensamientos, vengan de donde vengan, porque ser tolerante va intrínseco en ser demócrata, aunque a veces es especialmente difícil. Esta semana, analizando un poquito el cacao mental de aquel loco, no puedo dejar de pensar que aquí en nuestro país, hay gente utilizando los medios de comunicación para recetar a los que les escuchan con una dosis más pequeña pero nociva al fin y al cabo, una cucharadita del mismo odio. Y reconozco, sinceramente, que me dan miedo porque nunca sabes el poder que puede tener uno de estos sobre la mente, demente, de un enfermo.Hoy sólo me cabe dar el pésame a todo un país, a una gente discreta, educada, que está viviendo una pesadilla macabra. Lo demás es mejor no pensarlo y dejar pasar sin comentar ciertas opiniones de portada y valoraciones de tertulias. Es lógico y desagradable, sentir ganas de vomitar.