El suspiro de un querubín
¡Ay, del querubín que entra en llanto! suspiro que amor reclama al encuentro de su encanto de su hoguera, su roja llama y de su corazón su hermoso canto que purifica y serena el alma; y acaricia con su mano su plañir, con gesto sin regaño Con su querer ardiente con su amor candente, con su mirar atento para aliviarse con su aliento.
Carmen Silza