-Espera-, dijo él,- vuelvo enseguida-, -Nunca regresó-.
y descubrió que el tabaco
lo vendían en un país desconocido.
Y como agua olvidada en un pozo,
una fractura sigue abriéndose
en aquel corazón destronado.
Un día, el llamó,
oyó su voz al teléfono,
casi estuvo a punto
de decirle que le amaba,
pero ella había dejado de fumar
hacia ya mucho tiempo.
Carlos Gargallo (c)
