Por muchos miles de millones de humanos que pululemos actualmente por la superficie del globo, curiosamente, casi siempre tendemos a agruparnos en términos de valores absolutos en facciones o bandos opuestos. Así, hay gente de gatos y gente de perros, de Coca-cola o de Pepsi (estos últimos un poquito trasnochados), de PC o de MAC y, la aterna pregunta mañanera ¿café o té?
Pues bien, por muy cafeinómana que fuera en mis años mozos, hace ya tiempo que descubrí los innumerables beneficios de esta planta tan oriental y a la vez tan British. Supongo que parte de mi amor hacia el té radica en que cuanto más viejuna me hago, menos tolero la leche, y un la sola visión de un café cremoso ya me da dolor de tripa. Pero no es sólo eso, pues el té es mucho más que un simple brebaje caliente para ofrecer a los amigos cuando están disgustados (como haría cierto físico excéntrico de una desternillante serie televisiva).
Incluso si nada tiene que ver con el Japón, el té conlleva un ritual específico que, por oposición al del café, rezuma paz y serenidad por los cuatro costados. El café es rápido, intenso y eléctrico; entras en un bar, te pides un cortado, te lo tomas en dos sorbitos y sales pitando para la oficina. El té, por el contrario, se vive de otra manera; calientas el agua, oyes su burbujeo al hervir, la viertes en la tetera y ves cómo las hojas de té flotan suavemente e impregnan poco a poco el líquido elemento, esperas los cinco minutos de rigor reflexionando sobre la vida, el universo y todo lo demás y, por último, cuando ya está listo para tomar, le añades unas gotitas de leche y ves cómo se va formando esa tormenta subacuática tan especial. Zen en estado puro.
Además, el té tiene innumerables propiedades e incontables variedades. Blanco, negro, rojo, rooibos o matcha, seas cómo seas hay un té para ti. Mi favorito, por ejemplo, es el English Breakfast Tea de Twinnings, un té negro e intenso mezcla de las variedades Assam y Kenya cultivadas en la India. Por otra parte, más allá de la mera ingestión, el té es muy utilizado en otros ámbitos, como por ejemplo, en el mundo de las fragancias.
Hoy en día, en el mercado es muy habitual encontrar una o dos esencias de té (especialmente el verde) dentro de la línea de fragancias de muchas de las casas más conocidas ya que su aroma fresco y suave hacen de él una excelente elección para perfumes livianos o estivales, aunque, sin duda, también se pueden encontrar como parte de la composición de perfumes más intensos.
Una de las casas que mejor ha sabido sacarle partido a esta planta singular ha sido Bvlgari que actualmente cuenta con una línea de fragancias frescas compuesta por agua perfumada de té verde, otra de té blanco y una última de té rojo, todo ello con una gama de baño complementaria. Por suerte, tuve opción de probar las dos primeras fragancias hace poco, gracias a La Pefumería 10 (enlace) que, como os he comentado en alguna otra ocasión, es una web donostiarra especializada en perfumes y con la que colaboro de vez en cuando.
La primera fragancia de la que os voy a hablar es la Eau perfumée au Thé Vert, en la edición Extreme, que me imagino que será más intensa que la fragancia regular. Se trata de una fragancia muy fresca y agradable pero que, a diferencia de otras fragancias del estilo, permanece en la piel durante horas. Según la web oficial de Bvulgari, se trata de una fragancia de la familia aromática cítrico-floral, con notas altas de Bergamota Italiana y pimienta y té verde en la base. Poco os puedo decir de esta fragancia a excepción de que me ha fascinado absolutamente hasta tal punto de que muy probablemente sea la próxima fragancia que adquiera cuando se me acaben las que estoy usando ahora.
La segunda fragancia, Eau Perfumée Au Thé Blanc, ha quedado un poco desmerecida en comparación con la primera de la que os hablaba, aunque también es una opción estupenda para perfumarse en verano. En mi opinión, ésta es un poco más floral y dulce, lo que hace que la vea más adecuada para la noche que para el día, aunque, a su vez, sigue siendo muy ligera y fresca por lo que n puedo dejar de imaginármela para una velada veraniega en una cálida noche balear (quizás en cierto faro mirando el reflejo de la luna en el mar).
La primera aún no está disponible en la web de La Perfumería 10, pero os dejo el enlace a la segunda por si queréis picar:
Eau Perfumeé Aun Thé Blanc, 42 euros/75 ml
Espero que hayáis disfrutado de esta entrada y que si sois de café no me odiéis demasiado. ;)
Besitos y hasta pronto
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