Revista Diario

El tiempo de una silvestre flor amarilla

Publicado el 15 marzo 2011 por Maricari

La silvestre flor amarilla se siente congelada, tan amarilla y sola en el verdor primaveral, que se cree un monstruo, porque solo los monstruos están solos y no sabe qué hacer.Ha surgido de la Gaia, en un lugar donde no quería, y en el que no tuvo elección, aún así, sacó fuerzas para germinar, para ser ella. Pero estaba tan diariamente sola y le faltaba otro ser con quien hablar de sus vivencias y contar sus sueños.Tal vez  estaba previsto que naciera formando un ramillete, pensó. Eso debe ser  lo normal, o eso cree, porque nadie le entregó un manual, nadie se acercó a ella, era tan silvestre. Un  día, al abrir sus ojos y mirar a su alrededor como tenía por costumbre,  solo divisa el completo horizonte, ennegrecido con una terrible y malcriada tormenta. El tiempo de una silvestre flor amarilla
Siente miedo, se estremece y tiembla desde su tallo hasta sus hojas, todo su ser gime y se doblega.Sacude despacio el rocío nocturno que, se resiste a abandonar sus pétalos  robándole el poco calor que conserva tras su angustia nocturna, y queda paralizada por un zumbido misterioso, algo vuela sobre ella. Revolotea  acercándose y mirándola con grandes ojos, otro monstruo solitario.Se pregunta si será amigo o enemigo, y mientras, en la lejanía, oye un trueno que la hace sentir deseos de ser aún semilla, alargada y arrugada como un cascarón de nuez.Pero la cosa voladora le parece amiga y no se cierra.

El tiempo de una silvestre flor amarilla

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Le da los buenos días y a cambio recibe una caricia en su corola. Siente sus patas correteando sobre ella y después, penetra en su cáliz, y se siente cálida, como una flor completa.Ahora sabe para qué ha surgido en aquel paraje, para alimentar y para formar su propio ramillete silvestre de flores amarillas hijas. Pero quedó sola otra vez y fue vareada por un viento fuerte que le provocó un gran estornudo, lanzando sus semillas recién fecundadas al espacio tormentoso.Quiso gritar y pedir auxilio, pero sobre ella solo se cernían nubes negras y no eran sus amigas, nunca la trataron bien, siempre magullándola y abofeteándola sin saber por qué.Las primeras gotas de agua se precipitaban sobre las semillas liberadas y aireadas, en un baño de felicidad y éxtasis que las iba hundiendo lo justo y necesario en la madre tierra. Comprendió la necesidad de aquellas nubes y sus ojos se llenaron de lágrimas, aplaudiendo a rabiar con sus hojas, intentando saltar y hasta volar, aunque no pudo porque sus raíces eran maneas para su tallo y su vida aérea.En ese momento, deseó  tener,  en otra verde primavera, su propio ramillete silvestre de flores amarillas, todas a su alrededor y contarles su vida, darles consejos y tiernas caricias.La tormenta arreciaba, y su cuerpo desgastado y lacerado no necesitaba otra estación más para ser consciente del por qué en aquél desértico paraje.
Y por primera y única vez se sintió madre.

El tiempo de una silvestre flor amarilla

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P.D.: "¡Qué influenciada me siento por mi bollito suizo, el paseante y errático Robert Walser!"2ªP.D.: "Para escuchar esta bella música, para la música de fondo del blog (arriba y a la derecha ;-)"
Gotthard - One Life - One Soul ( feat - Montserrat Caballé) por Dellirium no Videolog.tv.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}


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