Mirar a ese antipático y difícil señor a los ojos te mantendrá cuerdo hasta que lo decidas o hasta que no te quede alternativa. Si consigues seducirlo será tuyo para siempre, hay que regar el ring con cava y frutos de vid. Quizás vuelvas a enamorarlo, y éste, henchido de felicidad, te ofrezca más y más instantáneas. Desconfía, juégatela pero sé prudente, porque eso, aunque nadie lo confiese, es lo que le da la forma y el fondo al resto de tu vida.
Feliz 2012.