EL ÚLTIMO RECURSO
-No me toque. Váyase, déjeme en paz. Quiero estar solo.-Lo lamento, pero tienes que acompañarnos –dijo el policía que pertenecía al grupo étnico de los desteñidos.
-Nuestras leyes son otras. Y no hacemos daño a nadie con ellas. En cambio, vosotros deberíais analizar si las vuestras ayudan o perjudican. Ahora debo ofrecerle la cabellera al dios para que nos devuelva la vida y la dignidad. Es un gran sacrificio.El inspector echó un vistazo a la reserva en cuyas afueras se encontraban. Se veían pasar jóvenes completamente borrachos con botellas en la mano, caminando de lado a lado por las calles sin asfaltar. Y era mediodía. No vio uno ni dos: en el escaso lapso de tiempo que estuvo en aquel lugar contó más de cien jóvenes en esas circunstancias.-Es cierto que hay que hacer algo. No es normal, que de doscientos veinte jóvenes que tiene esta reserva ciento noventa sean alcohólicos.-Pues eso estamos intentando arreglar.-¿Cortándole la cabellera a un difunto? Además, ¿no debería pertenecer a un enemigo?-Yo pregunté al dios qué podíamos hacer. Y una noche reciente él me contestó en mis sueños. Envió a uno de sus súbditos a cortarle la cabellera a su padre, y luego se la ofreció al dios, de tal modo que toda la tribu se curó. Nosotros ahora no tenemos más enemigo que el whisky y el desempleo, y a esos no se les puede cortar la cabellera. Pero el dios habló y ordenó. Y lo que él hizo, nosotros lo vamos a hacer igualmente: respetar su mandato. Piedra Plana perdió a su padre hace tres días, y ayer, con la luna adecuada era el momento. Piedra Plana, ¿tienes la ofrenda?-Sí, gran jefe –la sacó de su mochila y se la entregó.-Bien, esta medianoche toda la tribu se reunirá en torno al fuego en el sitio de costumbre para realizar el ritual. Escríbelo en la pizarra de avisos de la Casa del Pueblo, para que todos lo sepan.-Iré también a la emisora de radio para que lo digan.-Perfecto, hijo. Ve ahora.-Está bien, jefe, me iré y haré como que no he visto nada. Dejaré que resolváis esto a vuestra manera, pero no toleraré que alguien resulte herido.-Gracias y descuide, inspector.