Revista Talentos
Quemó la última foto y subió al tren. El vagón, vacío, sería perfecto. Se quitó las gafas y cerró los ojos, ya llegaba. El alba entró despacio y le encontró sentado, con la gabardina arrugada y sin rastro de equipaje. El informe forense rezó: "La única certeza es que murió feliz".