Revista Diario

El umbral de la noche, de Stephen King

Publicado el 17 diciembre 2024 por Jimmy Fdz

 El umbral de la noche, de Stephen King

Biblioteca Nacional S10E02. Como vimos en el capítulo anterior de este décimo ciclo de la B.N.P.D. por fin pudimos completar el segundo libro de cuentos de Stephen King, Skeleton Crew, el cual se dividió en tres libros para su edición en español. El umbral de la noche es el primer libro de relatos del maestro del terror y en esta edición no se complicaron la vida: por suerte, todo quedó en un sólo libro (como debe ser, por otra parte). A darle, entonces.
El umbral de la noche, de Stephen King
Muy bien, todo comienza con una introducción escrita por John D. MacDonald, de la cual leí un par de páginas hasta que me di cuenta de que dicha introducción no estaba escrita por King (lo lamento pero es que no me había percatado del título de la introducción, el cual explicita su autoría), pero que, básicamente, alaba las habilidades literarias y escriturales del maestro del terror. Luego viene un prefacio, éste sí escrito por King, en el cual habla y menciona las cosas más o menos típicas de las que habla y hace mención en todos sus libros de cuentos o relatos cortos o novelas cortas, sobre su proceso creativo, su visión sobre la buena literatura, en fin. Como siempre, resulta una lectura inspiradora por cuanto King desprende gran honestidad y una bella mezcla de ingenuidad y pasión cuasi infantiles por su oficio así como una punzante y por momentos cáustica mirada crítica del mismo. Una de las cosas que menciona tiene relación con cómo se escribe terror en tanto género, y que el asunto no va tanto sobre ir provocando sustitos o saltitos como en explorar el lado oscuro, monstruoso y mágico de la realidad, para que ambas dimensiones se alimenten y potencien. Esto viene a confirmar lo que tanto hemos dicho por acá en este largo y fructífero período de lecturas King: que su visión del terror viene sustentada por una gran observación y descripción de paisajes y caracteres humanos, a partir de lo cual, con mayor o menor rotundidad narrativa, nos empuja a sus habituales bocas de lobo.
Luego comenzamos por fin con los cuentos, partiendo por Los misterios del gusano, que es un excelente y tremebundo cuento con el que empezar cualquier compilación. A la manera epistolar (o found footage, ja, ja), un hombre educado y adinerado, pero también algo enfermo, se muda a una vieja casona familiar ubicada a las afueras de uno de esos aislados y lúgubres pueblitos de Nueva Inglaterra. El hombre le escribe a un amigo sobre la vida y aprovecha de ir relatando extraños acontecimientos que, primero, atribuye a supersticiones y supercherías, y luego ya a otros dominios más aterradores. Aparece Salem's Lot, ese pueblo fantasma, ya podrán imaginarse más o menos por dónde irán los tiros. En cualquier caso, como digo, estamos ante un cuento sumamente bien escrito, con un estilo rotundo e intenso, elegante y sutil aunque no por ello menos perturbador, cuyo argumento va girando hacia una negrura total y apabullante. Una verdadera genialidad y portento de cuento.
Seguimos con El último turno, otro grandioso cuento, desagradable y turbador cuento, incluso asqueroso, que tiene que ver con ratas, hombres mezquinos, habitáculos secretos y una nihilista y fatalista visión de las cosas, visión que resulta más pesada y viciada que cualquier espacio sepultado por la humedad y el hedor a muerte, lo cual, ya digo, es algo bueno, porque el poder atmosférico de este cuento está a otro nivel. Sin entrar mucho en detalles, este cuento trata sobre un hombre, solitario y errante, que de momento está trabajando de noche en una de esas oficinas industriales dedicándose a trabajos menores y mal remunerados, cuando su jefe, un hijo de puta asqueroso y repulsivo, lo invita a participar de una limpieza subterránea programada para unas vacaciones. Como es dinero extra, el hombre acepta. Y la limpieza será una experiencia verdaderamente aterradora.
Marejada nocturna no será el mejor o más memorable cuento del conjunto, aunque tiene un inicio bastante sugerente al que poco a poco se le van agregando capas y matices que convierten ese arranque impactante y violento en algo más melancólico y desesperanzado, un tránsito que me parece interesante porque usualmente se hace al revés en este tipo de historias post-apocalípticas, comenzando por esa sensación de desaliento o desolación para ir concluyendo con feroces estallidos de sangre y muerte. En este caso seguimos a un grupo de jóvenes que vagan por un país, por un mundo incluso, vacío y abandonado, tratando de llenar ese gran hueco que parece haber anidado en sus corazones abúlicos. Véase como relato generacional en clave apocalipsis. Como digo, no es la gran cosa, pero tiene una narración y un punto de vista diferente y distintivo en mi opinión, que hacen que su lectura valga la pena y destaque por modestos méritos propios.
Soy la puerta. Acá estamos ante un imaginativo relato de ciencia ficción, una particular "invasión" extraterrestre. Un viejo astronauta, inválido de la cadera para abajo, le cuenta su historia a un amigo; una historia que tiene que ver con viajes interplanetarios y sus consecuencias, que son mucho más inesperadas y crueles de las que se puedan imaginar. Acá tampoco diré mucho, sólo que King saca toda su mala leche, todo su irónico y negro pesimismo. Es un relato excelente y con un giro final que los dejará tiritones.
La trituradora. Un cuento con semejante título no puede ser nada color de rosas, ¿cierto? Digamos que tiene que ver con una gran máquina lavadora industrial en la cual los trabajadores de una lavandería industrial comienzan a accidentarse de manera muy seguida y horrenda, lo cual... ¿podría ser coincidencia? Alguien se dará cuenta de que hay gato encerrado y tomará cartas en el asunto, aunque las cartas que le tocará en mano sean las peores que alguien pueda recibir. Acá tenemos otro fenomenal cuento que, no obstante lo delirante de su premisa/conflicto/antagonista, se erige como una auténtica experiencia de terror en tanto es puro impacto, no deja de sorprenderte con su, ejem, maldad. Y mala suerte, demonios.
El coco. El giro final de este cuento, si bien sigue la tendencia de todos los anteriores de ofrecer un cierre negrísimo, fatalista y brutal, incluso cruel para con su protagonista, resulta algo impostado y forzado, incluso poco creíble, que es lo peor que se puede decir de un cuento de terror y locura. El caso es que un hombre le cuenta a un psiquiatra su historia, más para quitarse tan terrible experiencia del pecho que para encontrar comprensión o ayuda. El hombre lo tenía todo, era feliz, pero algo, una criatura maligna, se lo fue arrebatando pedazo por pedazo, como si estuviera ensañada con él. El psiquiatra escucha atentamente, pero ¿le cree? Aunque el cierre no sea lo mejor, la verdad es que toda la historia del hombre resulta entretenida, sin ser tampoco el colmo de la novedad. Digo, el título es bastante claro, ¿no?
Materia gris. Acá tenemos otra de esas historias clásicas enmarcadas de King en donde un personaje le cuenta a otro algo horrible, para que luego nosotros tengamos que ir a comprobar qué demonios está ocurriendo, si es tan horrible como te lo contaron, y claro que lo será, no sería King si fuera de otro modo. Lo genial del autor es que hace que las historias más delirantes y disparatadas, amén de su escritura y de su construcción de personajes y lugares a un modo realista, tengan una firme pátina de verosimilitud, al menos la suficiente como para disfrutar de una historia como esta, en donde un grupo de viejos reunidos en un bar se ven obligados a ir a comprobar el estado de salud de otro comensal a su casa luego de un largo e inusitado período de ausencia. Lo que encontrarán no les gustará, eso está claro.
Campo de batalla. Este cuento comienza con un lenguaje lacónico, duro, áspero, agresivo incluso, y tiene razón, después de todo el protagonista es un asesino a sueldo que vuelve a su lujoso departamento luego de un trabajo bien remunerado. Recibe un paquete, eso sí, paquete que no trae nada bueno dentro. Y al abrirlo, su departamento se convierte, literal, en un campo de batalla. Sólo léanlo, es un cuento muy curioso y divertido, como una de esas fantasías infantiles hechas realidad pero de un modo peligroso y letal, y que, esta vez sí, termina con un giro final tan imaginativo como devastador.
Camiones. Relato de supervivencia, la humanidad al filo de la extinción, o eso parece. ¿La razón? Los vehículos cobran vida y se vuelven asesinos, sanguinarios y sedientos: atropellan a todo humano que se les cruce por delante, como si de Carmageddon se tratara. En el presente cuento un grupo de humanos están confinados en un clásico diner ubicado en una de esas zonas de servicio/descanso de las carreteras estadounidenses. A su alrededor una gran cantidad de camiones esperan a que se aburran y abandonen su refugio para aplastarlos. Una lucha de voluntades narrada de manera pulcra por King, como si los enemigos fueran extraterrestres o zombis y no camiones conscientes, en donde destaca la atmósfera de angustia, tensión y desesperanza. A fin de cuentas, ¿qué pueden hacer un puñado de humanos de carne y hueso contra numerosos especímenes cuyas ruedas pueden llegar a medir lo mismo que un hombre promedio? Como es la tónica de este conjunto de cuentos, no esperen un final luminoso...
A veces vuelven. Angustiante relato en donde el protagonista, un profesor de escuela, se ve acosado por los fantasmas de una traumática tragedia de su infancia, por sus demonios personales de ira, frustración y resentimiento, o quizás ambas cosas. Me ha gustado mucho este relato y además me ha dejado mal cuerpo porque, si la atmósfera general de este libro es el pesimismo y los giros narrativos oscuros y crueles, en A veces vuelven además hay que sumar potentes y avasalladoras sensaciones de injusticia e impotencia, o de indefensión y desnudez, que es lo que a su vez debe sentir el protagonista, completamente solo a la hora de enfrentar el mal que lo persigue con tanto encono. Y por si no fuera suficiente, el final también cierra de una manera que sugiere más miedo, más carencia de paz, más pesadillas sin fin...
La primavera de fresa. No es el cuento más sólido en mi opinión pero tiene varios elementos a su favor, como no podía ser de otra manera, entre ellos su atmósfera gótica y brumosa, además de los misterios que encierran sus ambiguos acontecimientos. El protagonista rememora su época de universitario, justo en los tiempos en que andaba dando vueltas un asesino serial en el campus de la facultad, y cómo se mezclaban el miedo con una sensación de fascinación y adrenalina, y cómo, a pesar del peligro manifiesto en que vivían, recuerda esa época casi con cariño y nostalgia. Como digo, es un cuento interesante aunque le falta un buen remate o algo más de sustancia para potenciar su construcción atmosférica.
La cornisa. Intenso y adrenalínico cuento en donde un hombre es capturado por un mafioso que le ofrece una singular salida a sus problemas: debe dar la vuelta al departamento en el que se encuentran, apoyándose solamente en una cornisa de no más de doce centímetros de profundidad. En realidad debe dar la vuelta a todo el piso, en donde hay otros departamentos, que además es el piso superior de un alto edificio. Entonces tienen la altura, los fuertes vientos que soplan ahí arriba, el escaso apoyo que ofrece la cornisa y otros peligros que irán apareciendo por el camino. Sí señor, todo un juego digno de "Saw". Además de entretenido, este cuento destaca por la manera en que King transmite esas fuertes y vertiginosas sensaciones y emociones, haciéndote pensar que también estás ahí arriba, apenas apoyado con las puntas de los pies y afirmándote como puedas a la pared exterior. No señor, no me gustaría estar en una situación así.
El hombre de la cortadora de césped. Este cuento es pura divertida e insana locura, un cuento tan enfermizo y esquizoide como creativo, jocoso, hilarante. Un hombre necesita que le corten el césped, el cual ha descuidado demasiado tiempo, así que llama al número de un aviso en las páginas amarillas. El cortador de césped que llega a cortarle el césped... bueno, digamos que tiene métodos poco ortodoxos para cumplir con su trabajo. Métodos nunca antes vistos.
Basta, S.A. Curiosamente perturbador cuento en el que un hombre con deplorables hábitos de salud se topa con una empresa que le promete que dejará de fumar para siempre. El hombre acepta, firma el contrato y todo, pero no tarda en darse cuenta de que los métodos empleados por la empresa distan de ser los más ortodoxos o éticos, así que comienza una lucha que, perdida, puede provocar terribles consecuencias. Pero si sigue adelante, quizás adquiera hábitos saludables que a largo plazo sean una bendición.
Sé lo que necesitas. Se ve venir el giro de este cuento pero de todas formas funciona gran parte de su premisa y desarrollo, en tanto lo que importa es ese clima o sensación o ánimo de hechizo, de encantamiento, en el que se ve sumergida la protagonista, una estudiante universitaria que de repente conoce a un zarrapastroso sujeto que, sin embargo, parece ser más gentil de lo que aparenta y, más importante, parece conocerla y saber qué es lo que ella necesita para ser feliz y vivir sin alteraciones. ¿Será todo tan maravilloso como suena? ¿Será un príncipe azul? Como digo, el cuento te atrapa tanto como a la protagonista, sin embargo ese clímax me parece que carece de la fuerza dramática o incluso de la rotundidad que tan fantástica situación ameritaba, como si King se hubiera contenido por alguna razón, como si no hubiera querido ir "más allá" y rematarlo todo con esa mala baba que caracteriza los demás relatos. No te deja con el mejor gusto en la boca, pero sigue siendo un cuento cuya lectura no tiene desperdicio, amén de esos recursos para avivar el ámbito de lo sensual.
Los chicos del maíz. Me ha gustado este cuento. Más allá de ciertas controversias que puedan haber (las comparaciones con "Quién puede matar a un niño", de Narciso Ibáñez Serrador, son inevitables) lo cierto es que es una historia tensa, de atmósfera polvorienta y áspera, narrado en un estilo lacónico y algo pesimista, condenado. Es la historia, como podrán adivinar, de una pareja de adultos que viajando de un lado a otro del país toman una carretera secundaria y acaban perdidos, perdidos en una ciudad aparentemente abandonada y rodeada de vastos campos de maíz. La única señal de vida que encuentran son unos niños, pero, en fin... No son niños que inspiran mucho instinto paterno/materno.
El último peldaño de la escalera. Bueno a decir verdad este cuento tampoco es sobrenatural ni nada por el estilo, pero es un cuento bastante triste y desolador. Es la historia de un hermano y de su hermana, de cómo la vida fue corriendo en diferentes direcciones para ambos pero cómo el mismo recuerdo, un recuerdo feliz, un recuerdo especial, es también el último clavo del ataúd para uno de los dos, o quizás para los dos. Con toda seguridad no será el cuento más recordado de King, ciertamente no destaca por su espectacularidad ni nada por el estilo, pero sí podemos decir que es King puro, y también duro: una historia familiar, la presencia de la muerte y la inevitabilidad, y de una funesta poesía interior. En lo personal, me ha gustado mucho. 
El hombre que amaba las flores. El más débil del conjunto. Es ingenioso, eso hay que concedérselo, pero tampoco tanto y el recurso se agota pronto. No es de extrañar que sea el más corto en extensión de todo el conjunto. ¿De qué trata? De un hombre que no es lo que aparenta. Es en ese juego de apariencias y verdades ocultas en donde podemos decir que este cuento destaca, sin embargo en la historia como tal, en el personaje, en la atmósfera en sí, no va más allá de una pieza rutinaria pero correcta y solvente.
Un trago de despedida. Nuevamente aparece por acá, de manera tan tangencial como contundente, el maldito pueblo de Salem's Lot. Resulta que un forastero citadino aparece en uno de esos bares en donde la clientela es sólo gente local y jubilada, un bar en donde el tiempo se detiene y olvida por momentos qué se cuece afuera. El ingenuo forastero rompe el hechizo, el ambiente, con un problema grave: en plena tormenta de nieve, una de las peores que se ha visto, el hombre salió en auto con su familia y éste se averió o se estancó o algo así, por lo que salió a buscar ayuda, dejando a su mujer e hija en el auto, en mitad de la nada, en los limites del pueblo maldito. Oliendo que la situación puede ser peor de lo que aparenta, el dueño del bar y otro comensal deciden ayudarlo e ir a rescatar el auto con la familia, esperando que no sea demasiado tarde, habida cuenta de la hora, de la oscuridad... Pero el camino no será fácil, con tanta nieve, tanto frío, tanto viento helado y afilado... y con ese pueblo embrujado tan cerca...
La mujer de la habitación. Si bien este cuento no tiene nada de sobrenatural o mágico o incluso extraordinario, sí es un excelente cierre, incluso broche de oro para todo el conjunto, en tanto lidia de manera directa, humana, cotidiana, con la muerte, el dolor/sufrimiento, el amor, la familia, la vida en sí y el paso del tiempo, la aceptación de la propia fragilidad. Es la historia de un hijo y de su madre moribunda, postrada en una cama de hospital, sin entender mucho cuanto sucede alrededor salvo en unos cuantos y pocos instantes de lucidez. Y en esos instantes de lucidez sólo una cosa desea, un deseo de dignidad y paz, y el hijo, ¿será capaz de hacerlo?
Como ven, El umbral de la noche es un conjunto de cuentos sólido y mayormente muy disfrutable, de una sobresaliente calidad. La vara, en mi opinión, queda altísima. Debe ser la época, pero lo que me ha encantado de este volumen es esa mala leche, esa energía rabiosa y feroz que desprende la escritura de King, y no sólo la escritura sino que las historias en sí, las premisas y tramas y giros argumentales. Me atrevería a decir que es su conjunto más amargo, desencantado, pesimista, negro, duro, de cuantos escribió y publicó. Desde luego que puedo estar equivocado, total ha publicado como una docena de libros de cuentos y por acá hemos leído cuatro y medio, sin embargo, insisto, debe ser la época: cuando King tenía sus demonios y fantasmas internos más a flor de piel, escapando a través de sus historias con pulsión devoradora y visceral. Y, más allá de los comentarios particulares de cada cuento, con sus altos y sus medianos, tenemos veinte piezas de contundente e innegable calidad, variados en sus estilos y premisas y tonos, lo cual demuestra la fuerza y versatilidad creativa y literaria de su autor.Definitivamente, sensacional.
El umbral de la noche, de Stephen King
Hey Oh, la tradición republicana de todo préstaMO! Este ejemplar llegó a mediados del 2023 y ya para noviembre de ese año, que es el año pasado y en unas semanas será el año antepasado, comenzó a pedirse prestado. En total son seis préstamos en poco más de un año, cuatro de ellos este 2024, ¿su año de gloria?, aún falta mucho para decirlo.
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