Bajo el grisáceo barniz de cotidianeidad rutinaria, existe un mundo de maravilla, en el que la justicia no era una proscrita, un mundo poblado de situaciones y seres de leyenda, lo sabe, porque lo ha visto. Ha sido testigo directo de ello.
En la modesta trayectoria de su vida, ha conocido a seres increíbles. Flamígeras personas, hombres de las estrellas , músicos eléctricos, Guerreras de acero, y otros muchos seres presuntamente inexistentes, seres que puebla el planeta sin abusar de él, siendo conscientes de que es el que sustenta a todos. Eso sin mencionar a otros prodigios vivientes a los que aún, tras largos años ausente todavía se siente vinculado de algún modo, tras compartir trabajo, mesa, objetivos y vida.
El mundo no es tan sólo lo que se percibe al primer golpe de vista. Las sensaciones del más recóndito interior no engañan. Algo por dentro dice que lo que parecía imposible está orgullosamente ante nosotros, tan sólo hay que saber mirar. Tan sólo expandiendo la propia percepción, los límites desaparecen. La suya está en constante crecimiento.
El lleva más de 10 años recorriendo el mundo, viendo las cosas que otros no son capaces. Esas cosas que tanto le han enseñado, las cosas de las que sigue aprendiendo. El utopista ha decidido que ya es hora de que el resto del mundo también las vea, para que ese mundo se libere de sus miedos y horrores, y pase a ser lo que siempre debió haber sido. Tan sólo espera que el mundo no se aferre desesperadamente a su ceguera.