Él se encuentra a más de 50 kilómetros de distancia. Haciendo la compra. Buscando sus cereales. Guardando cola en una caja. Mirando al suelo. Pensando. Con 26 años. Organizando sus planes para la noche. Iría al cine. Solo. Sin nadie. Como dormía cada noche. Esperando.
Ella viaja en una furgoneta con sus amigas. Y sus novios. Mira por la ventanilla pensando qué será de su vida. Olvidando por un momento el trabajo. Con el móvil en el bolsillo. Sin mensajes nuevos. Sin llamadas perdidas. Observando cómo el sol está cada vez más alto. Pensando en lo que hace falta para no irse a dormir todas las noches con esa sensación de vacío.
Sin saber, y sin esperárselo ninguno de los dos, que al cabo de dos años se encontrarían en una tienda de bricolaje. Ella pidiéndole ayuda a él para alcanzarle una lámpara. Él presentándose. Los dos hablando.
Y un niño correteando por una casa en la que ya no se escucha el vacío.