Revista Talentos
El corazón es el vaso del dolor. Lo dejó escrito María Zambrano. Todo cuanto permanece se ofrece, se manifiesta, es otorgado en la necesidad.
En los últimos meses he conocido la revelación de la palabra a través de la claridad, de la luz. Las personas no cambian, como tampoco cambian sus aptitudes. El cabrón seguirá siendo cabrón hasta el fin de sus días. Y el amor nunca les llega. El vaso del dolor se contrae.
Signos, figuras parecen así ser como gérmenes de una razón que se esconde para dar señales de vida, para atraer. (Zambrano)