El verano

Regreso de nuevo por estos lares tras varias semanas de estío por diversas circunstancias que le importan a poca gente. Quizás a ti, sí, pero ya te lo contaré en la intimidad. Mi vuelta coincide con la llegada del solsticio de verano. La noche de San Juan enciende el pistoletazo de salida a la época de playas, sol y montaña. Es ahora cuando vuelven a emerger con ímpetu los palanganeros babosos, los pelotas endémicos y los parásitos inútiles. Es lo que hay cuando toleramos una sociedad en la que todo vale más allá de la ética, la moral y las formas. Durante las últimas semanas hemos asistido a un momento histórico de la más reciente, y también la más pretérita, historia de nuestro país. Las últimas elecciones autonómicas y municipales marcaron un hito en nuestra trayectoria democrática.. El vuelco de los conservadores, castigando a quiénes, según ellos, no saben sacarnos de la crisis, supone un aviso importante. ¿Realmente se están haciendo las cosas tan mal o, simplemente, se castiga al gobierno socialista porque resulta materialmente imposible poner de rodillas y cara a la pared a Merkel y a Sarkozy? Sea como fuere, lo cierto es que si nos consideramos europeos, lo somos para todo. No sólo para chupar del pesebre de los fondos europeos. También cuando vienen mal dadas y las circunstancias exigen apretarse el cinturón. La cita electoral también posibilitó un hecho increíble, pero cierto. Al menos durante cuatro años veremos cómo las yenas utilizan coches oficiales y otras prebendas reservadas exclusivamente a los mortales. Es lo que toca cuando en el seno de uno de los poderes de Montesquieu se ha producido una falla de consecuencias incalculables. Y asi nos va.En medio de esta coyuntura, y aprovechando todo lo aprovechable, un insólito, inaudito y mediático movimiento seudo social irrumpió tomando nuestras plazas. Equivocados andan en las formas estos tipos. No se puede mezclar todo y de ese cóctel preparar un batido a nuestra imagen y semejanza para utilizarlo como nos salga de nuestros eggs. Se pierde toda la razón cuando fallan las formas, y esto es lo que les ha pasado a esta cuadrilla. Perdieron toda la credibilidad cuando pretendieron utilizar la bandera de la violencia callejera para defender los supuestos derechos democráticos que, según contaban, se habían perdido con la famosa crisis económica. No se enteran de nada. Absolutamente de nada. A estas alturas quiero pensar que sus cabezas pensantes ya le habrán puesto a San Alfredo más de un vela. Se lo merece. Fue demasiado moderado y condescendiente. No obstante, aplaudo ciertas actuaciones que vi en televisión. Los máximos representantes políticos se merecen un respeto. Si los ciudadanos quieren ser respetados, los políticos también. Qué quede claro, y se entere todo el mundo. Los parásitos que no hacen nada, y se dedican a criticar sin tener ni idea de nada también. Y la Policía está para eso, para salvaguardar los derechos y libertades de todos los ciudadanos. De todos. Poco a poco el panorama autonómico se ha ido recomponiendo. Aún falta alguna que otra comunidad porque entre pillos anda el juego. Si echas de la cama a tu concubina, es complicado que a la mañana siguiente ella prepara el desayuno para que desayunéis en unión y compañía. En medio de este panorama hiper idílico, hoy me entero de otra. Se ha creado una fundación patrocinada por una serie de pobretones para asumir los costes del viaje de Ratizinger a España el próximo mes de agosto. Me parece un escándalo mayúsculo. No es de recibo que entre los grandes pobretones de España se pongan encima de la mesa cincuenta millones de euros para que un señor que, dicen, se trata del Jefe de la Iglesia, pero no del descendiente de Jesús de Nazaret, se pasee por Madrid. Miren ustedes: Me parece fantástico que este señor se pasee por dónde quiera, pero siempre a costa de su propio presupuesto y no del ajeno, máximo cuando nos damos cuenta de que con ese dinero en España se podría resolver más de un problema. Claro que esto me da otra idea: Cuando organice mis próximas vacaciones voy a pedirle a la ciudad a la que acuda que me pague el viaje. Así viajaré todas las semanas. Decía líneas arriba que este señor y sus acólitos no eran los descendientes de Jesús de Nazaret porque Él en ningún momento hubiera viajado en avión privado y menos aún viviría en una basílica rodeado de riquezas. Eso sí, luego practican la caridad cristiana prohibiendo la celebración de un funeral porque el fallecido no estaba casado por la Iglesia. ¡Cuadrilla de hipócritas!Para rematar el verano sólo nos queda ver el tradicional posado estival de silicona y de plástico en la playa. Lo veremos sin tardar mucho, seguro. Los posados no son incompatibles con el calendario. Al menos para según quiénes. Y los palanganeros babosos, babeando....