
Aquella noche antes de dormir, como siempre, sacó del cajón superior de la mesilla de cuatro cajones, su diario y un bello bolígrafo con tinta rosa, y se dispuso a escribir las cosas curiosas que le habían sucedido ese día. Estuvo repasando toda la mañana y encontró un hecho que sí que encajaba en la calificación de curiosidad, fue cuando a la hora de girar con su coche en la esquina de la pastelería... No, no pudo reprimirse y abandonó la idea de que era digno de su diario y, soltó un suspiro mientras recorría mentalmente el resto de horas vividas hasta las 5 en punto en que había regresado a su casa. Siguió sin encontrar nada pues todo se le hacía de un ordinario que aburría, muy ordinario, así que saltó mentalmente a la cena y de ahí, a dónde estaba consciente en ese preciso momento, es decir, sentada en su cama a punto de girar la página de su diario hacia el día anterior para buscar inspiración. Y comprobó que tampoco había escrito nada, ni el anterior, ni el anterior, ni el día anterior... Sintió sueño, ya era un hábito justo a esa hora y, guardó el diario con su bonito bolígrafo en el cajón superior de su mesilla, mientras, bostezando, apagó la luz y pensó que al día siguiente sería un día lleno de aventuras dignas de ser anotadas en su querido diario.
P.D.: "¿Deberíamos tener un Diario que nos obligue a repasar nuestros día a día antes de dormir?"
MariCari, la Jardinera fiel.
{¡B U E N A_____S U E R T E!}♥ ღ ♥
