Revista Diario
El viajero
Publicado el 10 octubre 2011 por LaikaAnochecia cuando a lo lejos divisó las montañas, en cada paso se iba acelerando su corazón y parecia que iba a saltársele del pecho .Hacia tiempo que no visitaba el lugar de sus ancestros y donde él mismo habia visto la luz por primera vez.
En su ir y venir por la vida, habia descubierto lugares llenos de una belleza natural impresionante; rincones donde la mano depredadora del hombre no habia hecho acto de presencia.
Gustaba de saborear los instantes que se iba encontrando en la vida y que el destino le regalaba generosamente. De álma grande y corazón bondadoso, todo el mundo le conocia por un rasgo de su caracter muy particular, era un "cachazas"como vulgarmente se suele llamar a los individuos de caracter tranquilo y pacífico que no se suelen alterar por nada. Su tia Maria que era un manojo de nervios, solia decir, que solo las personas con aquella manera de ser, tenian un don innato de contemplar la vida y los sucesos con la placidez que da la sabiduria.
Tenia un puntito de ironia en su conversación, que le hacia insustituible a la hora de disfrutar de los amigos y la diversión. No era excesivamante guapo. Su particular atractivo residia en su mirada burlona y divertida que atraia las miradas de las féminas que retozaban a su lado y se morian por estar cerca de él.
Habia recorrido infinidad de paises y, traia como bagaje en su maleta, la inmensidad de los mares,la belleza de las montañas, las tradiciones mas variopintas,las miradas mas dispares,las costumbres mas curiosas,y la percepción más llena de riqueza del corazón humano.
Pero ahora, volvia a sus raices, y cada páso que daba le acercaba a su infancia, a sus recuerdos, a su pasado...
Volvia lleno de vivencias maravillosas, con el recuerdo de batallas que tuvo que pelear, con peligros que le impidieron muchas veces hacer realidad sus sueños. Ahora queria pasar sus últimos años a la sombra de viejo árbol del huerto familiar,desprendiendóse poco a poco de cachivaches llenos de colorido y contemplar desnuda su álma y receptivo el espiritu