El vino se acuesta de espaldas en la copa
estira los brazos
y se deja ir.
Y es una lágrima su única huella
y es reposo y es olvido
es vuelo atardecido, aterciopelado
de un rumor de ayeres
rojos miedo
reblandecidos de chocolate y tabaco.
El vino se acuesta de espaldas en la copa
estira los brazos
y se deja ir.
Y es cosecha agradecida de sol
y son tus labios
la furia arremetida
de tiempos silenciados y minúsculos
y es la copa y tus manos
y el ruido a noche
que completan un vino
que extasiado
se acuesta de espaldas en la Copa
estira los brazos
y se deja ir.
Rubén Callejas