Revista Literatura

El violinista

Publicado el 15 mayo 2020 por Netomancia @netomancia

Subió hasta el techo para sentirse más cerca de las estrellas. Le sonrió a la luna menguante casi con picardía. Tomó aire y exhaló, nervioso. De solo mirar hacia abajo le temblaban las piernas. Pero infló el pecho, como en cada ensayo con la orquesta, antes de ejecutar la primera nota.
Acomodó el violín entre la clavícula y la barbilla, sintiendo la madera lustrada haciendo presión sobre su cuerpo, en un acto de mutuo afecto. Afirmó el instrumento con un leve movimiento y con la mano derecha acercó el arco. Y luego...
Dicen que se escuchó una melodía armoniosa, bella, espiritual. Que todo el barrio salió a la calle. Que todos miraron hacia el lugar de dónde provenía el sonido. Y que allí no había nadie. Tan solo la música, flotando, etérea.
Es increíble, dijeron. Viene del techo del malogrado violinista. Ese que se ahorcó antes de su primera función.


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